La “guerra de baja intensidad” contra la Autonomía (Parte I)

Por Daniel Arellano Chávez, Neri Martinez Hernandez y Ricardo Trujillo Gonzalez
29 de noviembre de 2010

Hace mucho tiempo que la guerra ha sido declarada por parte del gobierno y las empresas transnacionales contra los pueblos de México, de 1810-1910-2010 un proceso de lucha que no se ha roto, ha demostrado ser de aliento prolongado, de una inquebrantable resistencia permanente.

Ahora esa guerra oficialmente ha sido denominada “guerra contra la delincuencia organizada”, la declaración se hace cada día más descarada; impulsada por el ejecutivo federal impuesto mediante fraude electoral, despliega al ejército federal y cuerpos de seguridad en cada rincón de México ensañándose día a día contra movimientos sociales, sindicatos, luchas populares, defensores de derechos humanos, pueblos y comunidades, pero también contra la población que no comete otro crimen que cruzar una calle, acudir a un centro de reunión, asistir a la escuela o circular por una carretera.

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Violaciones a los derechos humanos, intimidación, hostigamiento, censura, torturas, centros clandestinos de detención, desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias, ejecuciones, masacres, son hoy algo común, en un día 77 personas son asesinadas en México. [1]

Dos preparatorianos acribillados por soldados en San Luis Potosí, dos niños asesinados por militares en Tamaulipas al cruzar un reten al estar vacacionando [2], familias acribilladas por militares en Sinaloa [3] y Nuevo León, [4] masacres de jóvenes en Ciudad Juárez y Durango que el gobierno justifica como sicarios y narcomenudistas.

Ataque sobre una marcha que exige alto a los abusos de los militares y federales en Ciudad Juárez, cayendo gravemente herido un estudiante por las balas de la Policía Federal, violencia desmedida que ha alcanzado incluso a quien “no debería de tocar”, han sido asesinados también estudiantes del Tecnológico de Monterrey (una de las escuelas privadas más caras del país), que ha provocado manifestaciones de quienes antes se quejaban de las protestas de los “pobres y nacos”.

Asesinato industrial, encubrimiento oficial y represión en Pasta de Conchos, Coahuila para proteger a Grupo Minera México; una guardería incendiada con 49 bebes y niños en el interior en Hermosillo Sonora, negligente crimen amparado por el gobierno; estallido de una fábrica de tóxicos fertilizantes en Izucar de Matamoros Puebla liberando sus cancerígenos contenidos a la población como hace 10 años en Córdoba Veracruz, en ambos lugares se encubre al grupo empresarial Dragón.

Este paisaje se repite cotidianamente desde Baja California, hasta Campeche. De tal forma, que un día el gobierno decide suspender la caza de la curvina golfina en una zona declarada como reserva de la biosfera, territorio del pueblo cucapá de Baja California, territorio indígena que subsiste milenariamente de este recurso y sin embargo como aseguran los indígenas “el director de la reserva, José Campoy Favela, es propietario de 20 pangas y privilegia a los pescadores sonorenses, los cuales cuentan con cerca de mil embarcaciones y llegan a extraer hasta 30 mil toneladas del producto contra las 500 que, en promedio, capturan los cucapás por temporada”. [5]

En esa misma lógica de exterminio y exclusión, el entonces gobernador del estado de Campeche, Jorge Carlos Hurtado Valdez desaloja con el apoyo de parapolicias y policías estatales, el predio de San Antonio Ebulá habitado por campesinos mayas y adherentes a la Otra Campaña, negando el derecho a la vivienda a familias enteras, sólo para proteger el interés del empresario Eduardo Escalante, suegro del fallecido ex secretario de Gobernación Federal, Juan Camillo Mouriño, y quien tiene diversos contratos para la construcción de carreteras en el Estado. [6]

En el país la Policía Federal Preventiva (llamada Policía Federal en este sexenio PF) no se da abasto, un día desaloja maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación en Ciudad de México, en una de las decenas de protestas frente a la Secretaría de Gobernación, dos días después desaloja a trabajadores electricistas en Cuernavaca Morelos, la labor represiva no parece tener descanso, unos días después en Lázaro Cárdenas atacan a Mineros inconformes.

La violencia oficial se hace evidente contra los “rijosos inconformes”, mientras la violencia diaria de explotación y muerte continua al mismo tiempo, cual mercancía miles de hombres y mujeres intentan cruzar a Estados Unidos las causas son múltiples, el objetivo escapar; mientras indígenas de culturas originarias de Oaxaca, Chiapas, Yucatán, Centroamérica parten piedra de sol a sol para las construcciones españolas, parecieran los tiempos de la Colonia, pero este es el año 2010, la piedra que parten no es para levantar los templos de la Iglesia en honor a la Corona triunfante, ahora es para los grandes hoteles y corredores turísticos de las corporaciones venidas del otro lado del mar, la esclavitud permanece aunque hace mucho se declaró que las cadenas tenían que ser rotas. [7]

Pueblos se alistan a resistir en defensa de la tierra, el territorio, el agua, el viento, las selvas y bosques, animales y plantas, en defensa de su entorno natural, de su herencia ancestral como comunidades y pueblos; el gobierno y transnacionales desafían y desprecian a los “ignorantes que rechazan el progreso y el desarrollo” y amenazan con usar sus aparatos de represión en defensa de las bondades del capital, ofertadas en cientos de proyectos y megaproyectos que desentrañan a Oaxaca como una masa de energía, que puede ser usada para Presas, Parques Eólicos, Minas, Hidroeléctricas y si es necesario abrirle un canal que la parta en dos para la libre circulación de capitales y mercancías, que a la vez impida el paso de personas en la penosa ruta de migración hacia el norte.

Policías municipales, preventivos estatales, unidades policiales de operaciones especiales, policías auxiliares bancarios industriales y comérciales, de la Agencia Estatal de Investigación, agentes de la Procuraduría General de Justicia del Estado, de la Procuraduría General de la República, de la Policía Federal Preventiva-Grupos de Operaciones Especiales, de la Agencia Federal de Investigación, Fuerzas Federales de Apoyo, Ejercito-Grupos aerotransportados de fuerzas especiales, Marina y Fuerza aérea, no han sido suficientes para someter la lucha de los pueblos, un elemento más se destaca en la represión: los paramilitares, asesinos a sueldo como los anteriores.

“La expresión paramilitar –en términos legales- alude a conexiones directas entre estos grupos armados y las fuerzas del Estado, bien a través del suministro o venta de armamento, bien a través del entrenamiento de sus miembros o la participación en operativos o en tareas de control.” [8]

Sitian comunidades, cierran carreteras, asesinan defensores de la tierra y el territorio, ocupan pueblos, atacan caravanas humanitarias, amenazan y hacen declaraciones políticas con las armas en la mano, los paramilitares en Oaxaca, forman parte de una nueva etapa en la “guerra de baja intensidad” contra la Autonomía, desde hace mucho que actúan con impunidad, realizando masacres que son finalizadas con un tiro de gracia en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que les da impunidad, otorgándoles la libertad a los pocos detenidos por estos crímenes.

Paramilitares: de la Doctrina clásica de la anti subversión francesa a las montañas de Oaxaca.

Pasan de las dos de la tarde, el martes 27 de abril de 2010 una caravana humanitaria avanza rumbo al Municipio Autónoma de San Juan Cópala, cruza entra las casas del poblado la Sabana, en la agencia municipal de esta población un letrero pintado afirma “La Sabana Cuna del UBISORT”, los vehículos continúan su camino, San Juan Cópala el pueblo sitiado por paramilitares desde fines de noviembre de 2009 está a unos pocos minutos, sin embargo piedras se encuentran bloqueando el camino, apenas unos segundos después de frenar su paso y de intentar dar marcha atrás, una lluvia de disparos provenidos de armas de alto calibre envuelve a todos los vehículos, le arrebatan la vida a Bety Cariño Trujillo y Jyri Antero Jaakkola, este hecho vuelca los ojos del mundo a la región Triqui y hace visible internacionalmente la existencia de paramilitares en Oaxaca.

¿Qué liga a los expertos en infringir dolor y sufrimiento franceses, veteranos de la Segunda Guerra Mundial y a los paramilitares de las montañas al oeste de Oaxaca?

Al concluir la Segunda Guerra Mundial que en la historia oficial o en las películas producidas en Estados Unidos, se presenta como una lucha por valores de democracia y libertad, no como la guerra entre las potencias capitalistas que realmente fue, guerra que se disputó los recursos naturales y riquezas de buena parte del mundo, en especial de la colonias europeas en África y Asia, y que en los reencuentros soviético-británicos y soviético norteamericanos de fines de 1944, derivó en que Roosevelt, Churchill y Stalin se repartieran el mundo.

Aún así varios países europeos continuaron en guerra, uno de ellos fue Francia, que continuó en su tarea de expandir la “libertad, la igualdad y la fraternidad” por el mundo, primero en Indochina y después en Argelia. Sus instrumentos fueron tales como el 1er regimiento extranjero de paracaidistas (REP), regimiento de la legión extranjera que combatió en la batalla de Argel, reunió a antiguos enemigos, ya que estaba constituido en su mayoría por ex SS nazis y fascistas húngaros reclutados el día después de la Segunda Guerra Mundial.

Preparados en la Escuela Superior de Guerra de París, los oficiales franceses desarrollan la idea de que existe un peligro dentro de su territorio “fuerzas ocultas y subversivas” “potencialmente perversa y mortífera –así será denominado el “enemigo interno”, el cual “es objeto de estudio y de conferencias múltiples hacia finales de los años 40” del siglo XX.

Este conjunto de oficiales, desde sus “escuelas”- cuarteles, pero sobre todo en el campo de batalla darán forma a la que se conocerá como “Doctrina francesa”, que en palabras de uno de sus promotores el Coronel Lacheroy director del Centro de Estudios Asiáticos y Africanos del cuartel de Lourcine Francia, donde prepara a los jóvenes tenientes y capitanes que partirán rumbo a Indochina y Argelia, considera: “Nos estamos enfrentando con una nueva forma de guerra, nueva en sus concepciones y en sus modos de llevarse a cabo. Es esta forma de guerra que llamamos “guerra revolucionaria”… El problema número uno es el dominio de la población, que sirve de apoyo a esta guerra y en medio de la cual se desarrolla. Quien la toma y la retenga ya ha ganado”, esta interpretación cambia la forma de ver al enemigo por parte de los oficiales franceses, ya no lo designarán como “al soldado de uniforme, blandiendo un fusil y bandera desde el otro lado de la frontera; en adelante el enemigo puede ser cualquiera, desde que está diseminado en el corazón mismo de la sociedad civil”. “En el momento en que los holandeses acordaban la independencia de Indonesia, a la que le siguen las Filipinas, India, Pakistán, Ceilán y Birmania, recientemente emancipadas de sus tutelas coloniales, Francia se hunde definitivamente en una guerra que se transforma en el primer frente de la Guerra Fría.”

La derrota del ejército francés durante la reconquista de Indochina en el año de 1945, generó en los altos mandos militares -siempre finos estudiosos de las particularidades que conceden las victorias y los fracasos-; una seria convicción de reconfigurar los principios básicos de la confrontación bélica y evitar esta especie de humillación de la que habían sido testigos.

Según los veteranos franceses que habían combatido contra el Vietminh en el 45, su experiencia mostró a un enemigo interno que sabia utilizar al pueblo adoctrinándolo, y que dado el conocimiento que tenia de su propio entorno lograba difuminarse por los espacios más recónditos. Bajo esta nueva dinámica confrontativa que denominaron guerramoderna, ya no tendría sentido hablar de ejércitos regulares perfectamente agrupados en líneas identificables: “ellos no llevan uniforme que los identifique. Al contrario, visten la ropa del paisano, del hombre común, del hombre de la calle. Están en todas partes. Atendiendo un comercio, asistiendo a clases en la universidad o en colegios, enseñando como profesores. Puede ser un abogado, un ingeniero, un médico, un trabajador, un obrero» [9]

Tras la derrota del ejército colonial francés en Vietnam, sus oficiales pasaran “al 2º. Buró del Estado Mayor del general Massu, en Argelia, serán parte de esta nueva “raza de oficiales” que, para retomar una expresión cara al general Bigeard, “tiene huevos”.

Ya para la guerra de liberación argelina (1945-1962), el ejército francés se organizó territorialmente e innovó técnicamente, tomando en cuenta sus puntuales observaciones en el campo de batalla. El ejército fue desplegado en cada una de las zonas en que había sido dividido el territorio argelino: el objetivo era que ejecutando tareas policiales, se lograra penetrar en cada región y de esta forma tomar el control total del país. Dichos cuerpos policiacos, estaban al mando del general Bigeard quien describió de forma sencilla las operaciones realizadas en Argel: “hicimos un trabajo de policía rápida al estilo para”. [10]

De Argelia a las colinas del oeste de Oaxaca.

La doctrina francesa mostró, que las tareas policiacas al estilo para significa que al pretender aniquilar a un enemigo que según ellos no se presenta exclusivamente mediante acciones violentas, se debía ejecutar un plan de extrema vigilancia que cubra todo el tiempo y todos los espacios; pero que además este guiado por técnicas de inteligencia que incluya grupos especializados en detención, interrogación y posible eliminación (escuadrones de la muerte).

En este plan de acción militar-paramilitar, el interrogatorio es entendido como el método más eficaz para adquirir información que ayude a desarticular la red de la organización enemiga; pero su eficacia, evidentemente consiste en el uso de la tortura. Diría un buen aprendiz. “¿Cómo puede sacar información si usted no lo aprieta, si usted no tortura?»…

Es claro que la forma común de actuar de estos ejércitos oficiales-paramilitares, es su naturaleza clandestina que les permite ocultarse en una zona donde lo excepcional se hace cotidiano, y donde lo más atroz se convierte en absolutamente posible o incluso necesario. La clandestinidad se transforma en la esfera de protección del verdugo, que se re-significa a la par de la negación oficial y se alimenta constantemente de la impunidad. La capucha deja de ser sólo un símbolo descriptivo del paramilitar, para convertirse en la incertidumbre aterrorizante de las víctimas. Para el oficialismo cómplice sin identidad no hay responsables… pero sobre los cuerpos maltrechos, permanece incrustada la amenaza del regreso.

Lo anterior ilustra la importancia de la guerra psicológica dentro de la nueva doctrina. Esto es así, porque al señalar a un enemigo potencialmente subversivo que podrá ser cooptado a partir de las acciones gubernamentales, se concluye en realidad que todos son los otros:”el enemigo puede ser el tipo con el que se bebe un wisky”

Por lo anterior, las acciones de guerra deberán significar el constante aleccionamiento del conjunto social en su calidad de sospechoso. Por tal motivo, la guerra psicológica lejos de reducirse al uso de propaganda, se encuentra en la demostración de fuerza proveniente del Estado y que hace de las víctimas directas de la masacre , la tortura , la violación sexual, la desaparición forzada o los allanamientos ; un mensaje extensivo que entre líneas vocifera: “esto le pasa al que se mete conmigo”.

Esta innovación técnico-militar, habría sido ampliamente promovida por los franceses a través de sus institutos de guerra, y sus primeros consumidores fueron los ejércitos argentino y estadounidense.

La doctrina francesa, alimentó de recursos prácticos al proyecto contrainsurgente que Estados Unidos había diseñado en el contexto de la guerra fría para eliminar la participación política de las clases populares y consolidar la hegemonía del capitalismo en el planeta.

De esta manera las enseñanzas francesas, experimentadas en Indochina y Argelia, hacen su arribo a Fort Benning, Georgia (infantería y Rangers) Fort Bragg, Carolina del Norte (guerra psicológica y fuerzas especiales), Fort Gordon, Georgia (asuntos civiles y gobierno militar) Fort Bilss, Fort Knox, Fort Leavenworth, Kansas (colegio de altos grados y estado mayor); Colegio interamericano de Defensa (Washington); Fort Belvoir, Virginia y Fort Gulick, o “Escuela de las Américas”, instalada en la zona central de Panamá, en donde son aprendidas y perfeccionadas, de forma práctica en la guerra contra el pueblo de Vietnam.

En palabras de Carl Berbard militar francés “esta influencia llegó en un momento histórico oportuno: cuando Estados Unidos estaba reformulando su doctrina de la seguridad nacional para transmitirla a los países de América Latina, convertidos en un desafío estratégico primordial después de la revolución cubana”.

“Nuestro objetivo primordial en América latina es ayudar en donde sea necesario al desarrollo continuo de las fuerzas militares y paramilitares locales para que sean capaces de promover la necesaria seguridad interna junto a la policía y a las demás fuerzas de seguridad” declara en 1967, en el Congreso, Robert McNamara, secretario de Defensa de Keneddy.

“Al constatar el vínculo entre el nivel de desarrollo de un país y los riesgos de una “rebelión”, los estrategas de la Casa Blanca y del Pentágono deciden promover conjuntamente medidas, militares, paramilitares, políticas, económicas, psicológicas y cívicas para prevenir toda tentativa de insurrección popular en América Latina. Esto se traduce en una ayuda económica a los gobiernos aliados del hemisferio sur, y en lasformación en las escuelas militares norteamericanas de una elite de uniforme, capaz de asumir la dirección política en su país si una crisis social amenazaba con desembocar en una situación revolucionaria”.

Es decir la “doctrina francesa de la antisubversión” surgida en la guerra de Francia contra la independencia de Indochina y Argelia, es la base de la doctrina de la seguridad nacional norteamericana que desde el Pentágono es instruida a las Fuerzas Armadas del continente americano, (incluido México) que tras años de impregnarse de ella con asesorías y misiones militares, asimilarán la existencia de un enemigo interno, por lo cual desconocerán los regímenes constitucionales impulsando golpes de estado apoderándose del gobierno para imponer sangrientas dictaduras, incorporados en estos alzamientos militares viejos asesores franceses como el general Aussaresses que fungirá como agregado militar en Brasil en octubre de 1973, en pleno apogeo de la dictadura.

Este modelo de guerra “será la Biblia de numerosos oficiales franceses durante la guerra en Argelia –y se verá ampliamente exportada luego, principalmente a América del Norte y del Sur”- de esta manera iniciaba la teorización de las prácticas criminales de las Fuerzas Armadas, los asesores militares las extenderán por el mundo.

The School of the Americas / La Escuela de las Américas

La “Escuela de la las Américas” (School of the Americas SOA en ingles) una escuela de combate que ha entrenado a más de 60 000 soldados en América Latina, “en la cual se ha enseñado con manuales contraguerrillas, de extorsión, tortura física y psicológica, inteligencia militar, entre otros; con cursos de operaciones de comando, el de francotirador, técnicas de interrogación, terrorismo, guerrilla urbana, contrainsurgencia, de Guerra de Baja Intensidad, guerra irregular, operaciones de selva, contrainteligencia, adiestramientos, defensa interna, inteligencia militar, operaciones psicológicas, adiestramiento, operaciones antidrogas, entre otros.” [11]

Las consecuencias de la “formación” de los oficiales de los ejércitos latinoamericanos son devastadoras para sus pueblos, más de 10 dictaduras militares surgen, encabezadas por egresados de la Escuela de las Américas, a su vez esta se enorgullece de sus cuadros, ya que más de 100 de ellos ocupan posiciones de mando en los regímenes dictatoriales.

En el caso de los países de América Central como Guatemala o El Salvador, cuyas poblaciones fueron sometidas a una represión extremadamente brutal en los años 80. La Comisión de la Verdad de la ONU constató, que en la mayoría de los casos son ex alumnos de la Escuela de las Américas quienes dirigían en ese tiempo los gobiernos, como el general Efraín Ríos Mont en Guatemala, o a las organizaciones paramilitares de extrema derecha, como Roberto d’Aubuisson en el Salvador.

Estas consecuencias no son hechos del pasado, los oficiales formados en ella siguen en los mandos de los ejércitos latinoamericanos, además la Escuela se mudó de Panamá para instalarse en Fort Benning en 1984, rebautizada con el nombre de Western Institute for Security Cooperation, Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica.

De ahí que el surgimiento de dictaduras, regímenes autoritarios o “democracias” que se sustentan en la fuerza de las armas y de instrumentos como el Paramilitarismo, no representan la desviación de un grupo reducido de lunáticos que traicionan la “inquebrantable lealtad a las instituciones”, es en verdad la reproducción de una serie de conocimientos aprendidos en las escuelas de guerra más “preponderantes” del mundo.

Bajo la misma lógica, los ejércitos paramilitares que cumplen con tareas policiacas en nuestras comunidades y pueblos, no son actores incontrolables que surgieron de la mezcla monstruosa entre militares incorrectos, caciques y narcotraficantes; estos grupos, son financiados y adiestrados por las fuerzas oficiales y se convierten en el brazo encubierto con el que el Estado y las grandes empresas trasnacionales, pretenden la apropiación del territorio. La violencia que practican, sus métodos, no son el pus de la historia de los gobiernos. Son la manifestación más concreta de su larga tradición exterminadora.

De este modo, aunque los conceptos militares han mudado, y se han re-diseñado; los métodos practicados por los gobiernos para conservar su hegemonía, han sobrevivido a los planteamientos de la guerra antisubversiva, trasladándose a la contrainsurgencia y llegando a la Guerra de Baja Intensidad. La cara del terror que permanece adherida como práctica común de los gobiernos, no deja de asomarse desde Argel a Sudamérica, pasando por Guatemala, El Salvador, Nicaragua, llegando a la región andina y subiendo por Perú, Bolivia y Colombia; reubicándose en México y penetrando en Chiapas, Guerrero, Oaxaca…

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[1] El viernes 11 de junio de 2010 Setenta y siete personas fueron asesinadas en los estados de Chihuahua, Tamaulipas, Guerrero, Sinaloa, Durango, San Luis Potosí, Jalisco, Michoacán y Querétaro. Periódico La Jornada Sábado 12 de junio de 2010, p.2.

[2] El 6 de abril de 2010 Elementos del Ejército Mexicano dispararon y arrojaron granadas de fragmentación contra una camioneta en la que viajaban dos familias rumbo a la playa de Matamoros, después de pasar un retén en la carretera Ribereña. Martín y Bryan Almanza Salazar, de 9 y 5 años de edad, resultaron muertos y dos adultos heridos.

[3] En junio de 2007 en Culiacán, Sinaloa. Efectivos del Ejército mataron a cinco personas, entre ellas dos niños, y dejaron a tres gravemente heridas en la madrugada de este sábado, en un retén instalado en la comunidad Los Alamillos, en el municipio de Sinaloa, informaron fuentes de la Procuraduría General de Justicia del Estado.

[4] 6 de septiembre de 2010. Elementos de la séptima Zona Militar asesinaron el domingo por la noche a Vicente de León Ramírez, de 45 años de edad, y a su hijo Alejandro Gabriel, de 15, sobre la autopista Monterrey-Nuevo Laredo, a la altura del municipio de Apodaca. Cinco miembros más de la misma familia resultaron heridos en el incidente, que se produjo cuando regresaban de una fiesta y se dirigían a sus domicilios en San Nicolás de los Garza y Escobedo. Periódico La Jornada Martes 7 de septiembre de 2010, p.3.

[5] La Jornada 21 de Abril de 2005 p.36. Cabe mencionar que también, en su momento Xochilt Gálvez Ruiz apuntaba que: “está detectado que la especie curvina golfina ha reducido su tamaño. Si las cosas siguen así no habrá curvina para los golfeños ni para los cucapás». Comentó que empezaron por identificar a los pescadores originarios del Golfo de Santa Clara, pues había más de 140 lanchas ilegales; «queremos saber quiénes son los cucapás, porque todo mundo se empieza a nombrar cucapá para tener derechos especiales». Además propuso concientizar a los cucapás para que conocieran el propósito de la reserva ecológica, además de capacitarlos sobre alternativas de trabajo en otros sectores, como el ecoturismo. Jornada 30 de Marzo de 2003 p. 33

[6] Informe de la Misión Civil de Paz para una Solución Justa en San Antonio Ebulá, Campeche. San Antonio Ebulá: Desplazado por Violencia. 16 de septiembre de 2009

[7] «La nueva esclavitud maya», Gloria Leticia Díaz, Proceso, 23 de diciembre de 2007.

[8] Pau Pérez Sales, Cecilia Santiago Vera y Rafael Álvarez Díaz, Ahora apuestan al cansancio. Chiapas: fundamentos psicológicos de una guerra contemporánea, Grupo de Acción Comunitaria-Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, A. C., México, 2002.

[9] Declaración de Diaz Bassone , documental: Monique. Escuadrones de la muerte, la escuela francesa.

[10] Declaración de Bigeard Declarado por el militar que instruyó al Ejército argentino, Robert Bentresque.

[11] S.O.A La Escuela de las Américas. Gustavo Castro Soto 5 de noviembre de 1999 CIEPAC

la fuente: kaosenlared.net