Presos loxicha trasladados a nuevos centros de tortura

x carolina

A las 2:30 de la madrugada del 7 de junio, los presos políticos de la región Loxicha en Oaxaca fueren trasladados en secreto al penal conocido como el Centro Federal de Reinserción Federal* (CEFERESO) # 13 en Mengolí de Morelos, Miahuatlan.

Álvaro Sebastián Ramírez, Abraham García Ramírez, Agustín Luna Valencia, Eleuterio Hernández García, Fortino Enríquez Hernández y Justino Hernández José fueron sacados de sus de sus celdas con lujo de violencia y llevados en dos autobuses turísticos del penal de Ixcotel, mientras Zacarías García López fue sacado de Etla.

Los compañeros han estado encarcelados durante 16 años, acusados de pertenecer al Ejército Revolucionario del Pueblo (EPR) y condenados por la muerte de policías federales en un enfrentamiento en 1996 en Huatulco, Oaxaca. Todos son activistas que han trabajado en sus comunidades en defensa de sus tradiciones y tierras ante el saqueo, represión y militarización de la región Loxicha.

Cuando salieron los primeros informes del traslado en la prensa, la Dirección de la Penitenciaría Central les dijo a los familiares que los presos habían sido trasladados y que su destino “probablemente” era Miahuatlán, pero durante quince días, ellos no fueron permitidos a visitarlos para averiguar su ubicación o su estado físico y mental. Por eso denunciaron el traslado como un caso de desaparición forzada de la que es responsable el gobierno estatal de Gabino Cué y el gobierno federal de Enrique Peña Nieto.

El 20 de junio, después de que una Brigada de Acompañamiento formada por familiares y simpatizantes marcharon al penal, les permitieron una “visita” sin contacto físico a través de una pantalla con los presos en Mengolí. Pero un día después, todo el proceso angustioso empezó de nuevo cuando tres presos fueron trasladados al remodelado CEFERESO # 13 en Huimanguillo, Tabasco, lejos de sus familiares. Ahora todos los presos Loxicha se encuentran ahí, considerados desaparecidos de nuevo, y ayer 25 de junio, la Brigada salió para allá para averiguar su situación.

El penal de Mengolí de Morelos, Miahuatlán, oficialmente clasificado como un penal de mediana seguridad, forma parte de un auge en la construcción de prisiones en México que sigue el modelo estadounidense de prisiones de súper máxima seguridad bajo el pretexto de aliviar el hacinamiento en las prisiones estatales donde algunos presos federales han estado recluidos. En el recién inaugurado Mengolí, por ejemplo, las celdas están construidas para el aislamiento, con espacio para dos personas máximo. La única opción para visitas es a través de una “conferencia de TV” por teléfono. Uno de por lo menos 8 prisiones federales construidas bajo el régimen del ex Secretario de Seguridad Pública Genaro García Luna durante la presidencia de Felipe Calderón, la nueva prisión se conoce como “el Guantánamo de Oaxaca”, según la Agencia Subversiones.

Veredas Autónomas reporta que dos días antes del traslado, hubo denuncias de familias de otros presos recién trasladados a Mengolí, quienes dijeron que “todos los presos que llegan trasladados de otros penales son vejados, pateados en el estómago y en los testículos, independientemente de las cachetadas tan fuertes que les dan hasta obligarlos a gritar las consignas que ellos ordenan” (sic). Todas las denuncias coinciden en señalar como responsable al director del Cefereso, Ramiro Delgado, a quien nombran «el principal golpeador» y quien se hace acompañar de un perro «para asustar más a los que tuvieron la desgracia de llegar a ese lugar y caer en sus manos».

En un comunicado enviado el 22 de junio, los familiares que por fin pudieron entrar en el penal de Mengolí, Miahuatlán dijeron: “Los presos nos comentaron que fueron policías federales los que los sacaron violentamente de la celda 22 del penal de Ixcotel, les fueron arrebatadas sus pertenencias de valor y dinero, los tuvieron varias horas a la intemperie con las manos atadas por la espalda y en posturas incómodas, mismas que les causaron mucho dolor, la tortura sicológica fue constante e incrementando de nivel.
Antes de ingresarlos al CEFERESO No 13, se volvieron a repetir las agresiones, obligándolos a estar de pie durante varias horas a la intemperie, con las manos atadas por la espalda y en posturas incómodas, todo el tiempo custodiados por guardias y perros. Los vimos con la cabeza rapada y demacrados, dicen que no les han permitido salir de sus celdas, no han visto la luz del sol, la comida se las llevan a sus celdas, aun no los han atendiendo médicamente a pesar de que varios de ellos están enfermos y que ningún preso ha recibido visita”.

Desde entonces, los familiares se enteraron que todos los presos han sido enviados fuera del estado y de nuevo enfrentan la ansiedad e incertidumbre sobre el maltrato de sus seres queridos. Hasta ahora no ha salido mucha información sobre las condiciones en esta prisión, pero sí se sabe esto: Si los CEREFESOs de máxima seguridad ya han sido previamente nombrados “campos de exterminio” por los hermanos Cerezo y otros presos políticos, la situación se ha gravado tremendamente ahora que México sigue el camino preparado por la nación carcelaria más monstruosa en la historia del mundo y los grandes empresarios de México han descubierto la mina de oro del negocio de prisiones privadas.

*Anteriormente llamados centros de “readaptación”, ahora el término que se usa es “reinserción”, que implica, entre otras cosas, la noción desalmada que siempre y cuando los presos regresan a la sociedad, tendrán que pagar los costos de su encarcelamiento.