Comunicado 0.2 Oaxaca ingobernable. Junio Negro, Oaxaca de Magón

[ La Constitución ha muerto. Foto por Xiaj Nikte ]

Publicado por Proyecto Ambulante
June 21, 2016

Nuestra rabia no se contiene con las balas del policía, con las cárceles del Estado, con las mentiras de la prensa. Nuestros muertos no serán olvidados, su espíritu combativo ha sido diseminado para tomar la justicia en nuestras manos.

Nochixtlán y Oaxaca resistieron como ha resistido la región del Istmo, demostrando a los poderosos que no les tememos, que los afrontaremos, los derrotaremos; en la fría Mixteca no se descuida el frente de batalla. A pesar del dolor que invade al pueblo, se sabe que la peor memoria para los muertos en batalla es abandonar la guerra.

Quitar un bloqueo y sus barricadas incita a la colocación de más cierres, más gente en las avenidas, carreteras, poblados y en lucha. Las regiones se mantienen alertas, la solidaridad nos muestra que la lucha está viva. El intento de ocupación del Estado por las fuerzas federales sólo agudiza la tensión y aviva la rebeldía.

El Estado lanza guiños al magisterio después de la masacre; los medios lo aplauden, nosotros lo condenamos. No confiamos en ningún diálogo con las autoridades, menos ahora que la CNTE ha logrado pactar uno, tras una brutal matanza de gente que se solidarizó y los apoyó. La sangre de nuestros muertos no puede ser negociada por una reforma, ni siquiera por la destitución de políticos de Secretarías y Gubernatura.

Tampoco permitiremos que políticos audaces se monten sobre la desgracia. Las renuncias, la presencia, el apoyo de estos sujetos -ahora- no les quita las traiciones ya hechas y las que seguramente ya tienen planeadas. La organización por colonia, barrio, grupos y afinidades es necesaria para impedir el oportunismo y el liderazgo que tanto anhelan los enfermos de poder.

La batalla contra el Estado se debe dar desde todos los frentes. La calle es nuestra pero tenemos que ganar la mediática y la ideológica, fortalecer la resistencia, organizar la rabia, difundir y expandir la revuelta es el camino; y no sólo en Oaxaca -que se llena de marchas, barricadas y protestas- sino en otras latitudes. El conflicto es necesario, la apacible paz del Estado tiene que ser irrumpida.

El asedio a las fuerzas federales concentradas en diversos puntos se debe hacer latente, la llegada de más refuerzos es un hecho y el objetivo es claro: la pacificación por las armas del pueblo oaxaqueño. Pero no claudicaremos, hemos aprendido que la represión no debe incitarnos miedo, por el contrario debe de abonar a nuestro máximo ideal: la libertad.