Historias de Oaxaca

23 de Diciembre de 2006 – Rama ((i)) escribe: La lucha de Oaxaca atraviesa un momento difícil. La fuerte represión, los desaparecidos, y la pérdida de esapcios fundamentales, generaron un reflujo. Algunos testimonios pueden ayudar a difundir y comprender un poco los conflictos que atraviesa esta lucha que, durante meses, pudo salir adelante sin permitir la intervención de las autoridades. Las polémicas no buscan desprestigiar a las luchas sino disparar debates y romper ciertos cercos idealizantes hacia determinadas organizaciones.

“La casa de gobierno estaba vacía, las calles tomadas, sin embargo desde la autogestión el sistema funcionaba”. Comenta a una argentina que visitó Oaxaca entre mediados de septiembre y fines de Octubre. Abandonó Oaxaca pocos días antes de que asesinen a Brad Will y a otros compañeros de la APPO. Los testimonios dan cuenta de un proceso, que nació con una huelga docente, pero que desembocó en 5 meses con una ciudad prácticamente “tomada” por una rebelión popular. “Las autoridades no pasaban las barricadas”. “Municipios autónomos se empezaron a formar en los alrededores de Oaxaca”. Sin embargo es importante mencionar que la insurrección en Oaxaca no fue algo totalmente espontáneo o disparado solamente por una huelga docente, sino que es una lucha que viene gestándose años atrás. “Todas las cuadras tenían su plantoncito, en donde se juntaban vecinos, no necesariamente militantes, incluso viejitos, que se juntaban y tenían sus asambleas” (…) “también había personas que llegaban una ves por semana al plantón y regresaban a su pueblo a informar lo que se decidió en la asamblea”. Desde las barricadas hasta la limpieza del zócalo, la economía y la seguridad, todo funcionaba autogestionado por los comuneros, desde maestros, hasta comerciantes. La seguridad interna tenía un sistema propio de funcionamiento, hasta había un sistema de multas. Incluso el turismo, a pesar de las difamaciones, siguió funcionando por un buen tiempo mientas la casa de gobierno estaba vacía. Existieron hasta 2.000 barricadas en la ciudad de Oaxaca. En las calles, desde las afueras de esta ciudad de 300.000 habitantes, se aprecian numerosos grafitis con consignas como “Fuera Ulises Ruiz”. El reclamo se hizo carne desde todos los puntos cardinales de la ciudad y sus alrededores. Hasta sectores de las fuerzas armadas se retiraron o se negaron a cumplir órdenes por adherir a la lucha, si bien no se sumaron a las barricadas. Incluso muchos vecinos y artesanos decían “desde que está la APPO hay mas seguridad y se puede trabajar mejor”.

Las radios comunitarias

“Los canales de radio, estaban tomados, la misma gente se encargaba de cuidar las antenas (…) la radio fue fundamental para nuclear al pueblo, para organizar las barricadas, para informar que barricadas había que cubrir”. En aquella “gloriosa” jornada del 2 de noviembre en la que los rebeldes resistieron el avance de la PFP, y mantuvieron el control de la radio, por internet se escuchaban palabras conmovedoras, de niños que entregaban sus ahorros para comprar alimentos para los comuneros, de informaciones que circulaban pidiendo ayuda en determinadas barricadas o sectores, asistencia sanitaria, alimentos, provisiones. No solo fue un medio de comunicación hacia afuera para romper los cercos mediáticos y los monopolios informativos. También fue una herramienta de lucha y organización hacia adentro. Cuando los comuneros perdieron la Radio Universidad, la comunicación interna se perdió, lo que dispersó al movimiento. Los medios poderosos pudieron lanzar con más éxito sus campañas de criminalización y difamación hacia los rebeldes. Las presiones y ataques por parte de “pistoleros” empezaron a herir más al movimiento que, luego de haber sostenido un sistema que funcionaba sin instituciones gubernamentales oficiales durante más de 5 meses, empezó caerse. Ya no había posibilidades de informar acerca de los desparecidos, se perdió una herramienta clave para la autodefensa.

La escalada represiva

5 meses de resistencia, despertaron al peor de los gigantes. El gobierno Mexicano tuvo que recurrir a los peores recursos, para evitar que prospere la insurrección y que se multiplique en otras partes, todo esto en una coyuntura bastante compleja en el gobierno nacional mexicano, con un presidente electo por fraude, con un PRD que no aceptó su derrota y que busca cooptar a cualquier movimiento para hacerse del preciado trono. La represión no fue algo que se implementó de repente, sino que fue creciendo. Desde pequeñas “guerras de baja intensidad” hasta un operativo que en Argentina y otros países latinoamericanos nos recuerda a las dictaduras de hace 3 décadas, con desaparecidos, torturas, y violaciones a mujeres. La aplicación fue focalizada y selectiva, con los indígenas, o los más empobrecidos no había piedad, mientras a los extranjeros, y jóvenes de clase media o media alta se los detenía con medidas que supuestamente “no violan los derechos humanos” como para evitar mayores presiones de organismos internacionales. Actualmente, la gran mayoría de militantes extranjeros fueron deportados, y gran parte de los rebeldes que aún no fueron detenidos, se encuentran incomunicados, por los cercos logrados por parte del aparato represivo. En un principio, esas “guerras de baja intensidad” eran mas que nada intentos de amedrentamiento o de generar desgaste en el movimiento. Según testimonios “eran como amagues que apuntaban a desgastar o mantener todo el tiempo a quienes se encargaban de la seguridad ante la amenaza”.

Se hicieron correr rumores como que la APPO había sido quien llevó a la PFP a Oaxaca, o que los asesinos de Brad eran de la APPO. De la misma forma que se cataloga a estudiantes y trabajadores como delincuentes y se los lleva a cárceles de alto riesgo, incluso a muchos kilómetros de Oaxaca. A las campañas de criminalización hacia la APPO se suman los problemas internos.

Las críticas internas y las contradicciones

“El descontento hacia la APPO se empieza a hacer mayor cuando la represión empieza a imponerse sobre las barricadas”. En los momentos de crisis se empieza a perder el carácter basista, se da como una escisión entre los “dirigentes” y las bases, empiezan a agudizarse las contradicciones. “Poco a poco se empieza como a segregar a los sectores mas populares de la APPO y se empieza a sectorizar (…) la gente empieza a ver a la APPO como un aparato político que se utiliza como impulso para sectores partidarios y no como un movimiento de base”. “Flavio Sosa y otros dirigentes, eran vistos como los que convocaban, pero que en la hora de la práctica no participan, estaban tomando sol, o hablando frente a las cámaras, mientras las luchas las sostenían otros”. La gente se movilizaba espontáneamente, pero a partir de la crisis “en ningún momento se invitó a las bases a debatir”. Otra crítica hacia la dirigencia de la APPO era que en muchos casos lo que único que hacían era “ponerle el nombre a la lucha”, es decir, adjudicarse luchas que en realidad eran generadas espontáneamente entre vecinas y vecinos, pero que la dirigencia se apropiaba mediáticamente. Si bien son obvias las diferencias, en algunos casos aparecen similitudes con el papel que juega el PRD y su búsqueda de rédito político: “El PRD quería que se vayan los viejos dinosaurios pero no para generar un cambio popular sino para meterse ellos”.

El polémico rol del zapatismo

“La otra campaña vino, y estuvo charlando, apoyó, pero fue como muy light, como que no se comprometió Después en un comunicado hicieron autocrítica, pero con la APPO no se conectó muy bien”. Las principales críticas hacia el zapatismo estaban centradas en el carácter muy mediático, pero que en las situaciones límite “no se la jugaban”. “Su discurso era más de izquierda, pero en la práctica lo ví muy parecido al PRD” fue uno de los comentarios. En cuanto a los cortes de rutas que se realizaron en Chiapas el 20 de noviembre, lo que se dice es que fueron espontáneos. Evidentemente la complejidad de la política interna y ciertos manejos por parte de la dirigencia de la APPO evitaron que “la otra” haga carne la lucha de Oaxaca, pero también aparecen ciertas críticas que un movimiento de semejante envergadura internacional como es el Zapatismo va a tener que asimilar y trabajar, para evitar que los 20 años de lucha y resistencia territorial en Chiapas se disuelvan en fetichismos mediáticos.

Los muertos y desaparecidos

Desde antes de la escalada, ya habían casos de desaparecidos. “Mandaban a los sicarios para levantar polvareda y de vuelta mantener la adrenalina alta, cuando yo fui ya había como 16 muertos, la semana antes de que mataran a Brad ya habían matado a 2 maestros” (…) “a Brad lo mataron con intención, el estaba siempre adelante en las barricadas, le pegaron dos tiros, le apuntaron”. “Eligieron pagar el costo político (…) la embajada no dijo ni mú, les mataron un ciudadano y no dijo nada”. No es casualidad que dos días después de la muerte de Brad, la PFP realiza su fuerte escalada hacia Oaxaca. “Empezaron por lo oscuro, porque sabían que entrando directamente no iban a poder porque la gente salía a las calles a sumarse, entonces empezaron por lo oscuro”. Las que peor la pasan son las mujeres de los sectores mas empobrecidos, hay muchos casos de violaciones. “Se perdieron las garantías individuales, incluso se atacaba a quienes no tenían nada que ver, era como en la dictadura chupaban a cualquiera que parezca sospechoso (…). Hicieron un trabajo fino”. Además, como pasa en cualquier represión, además del abuso físico, hay un fuerte manejo psicológico. Se impusieron eslóganes similares al “por algo será”, sectores que antes apoyaban la lucha, empezaron a darse vuelta, el miedo le quitó apoyo a la lucha. Actualmente, la gente que estaba más comprometida, se siente perseguida. Aquellos que sostenían desde su trabajo el funcionamiento autogestivo de la comuna, tienen miedo de salir, empiezan a sentir las carencias, sus economías se empezaron a caer por los ataques y las pérdidas que generan los enfrentamientos, además de los casos que se multiplican de ciudadanos desaparecidos o atacados sin motivo alguno.

Actualmente la lucha en Oaxaca está atravesando un reflujo, pero de ninguna manera parece estar terminado el conflicto. Se están realizando movilizaciones en solidaridad a lo largo del planeta y en Oaxaca, aunque no tan multitudinarias como en los meses anteriores, se siguen realizando manifestaciones que convocan a miles de activistas.

source: http://argentina.indymedia.org/news/2006/12/476401.php