ORGANIZACIONES INDIAS POR LOS DERECHOS HUMANOS EN OAXACA, OIDHO
PONENCIA PARA EL FORO
‘Oaxaca … a tres Años de Haber Asaltado el Cielo’
en el Centro Social Libertario ‘Ricardo Flores Magón (CSL-RFM)’
del Colectivo Autónomo Magonista CAMA
México D.F., 13 y 14 de junio del 2009
Compañeras y compañeros,
Esta ponencia es como todas las ponencias que presenta nuestra organización fruto de la experiencia de lucha y discusión colectiva de nuestros miembros. OIDHO somos una organización campesina-indígena con casi 20 años de participación en el movimiento por los derechos de los pueblos indios y por los derechos fundamentales del pueblo mexicano. Pertenecemos al grupo de organizaciones que han fundado la APPO (Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca) y hoy, conmemorando la fecha de la represión del 14 de junio del 2006, queremos presentar este breve análisis.
LA APPO: MITOS, REALIDADES Y UTOPIAS ALCANZABLES
Primera Parte: Lo que no ha sido la APPO : Los Mitos
Mucho de lo que se ha dicho sobre la APPO consiste en mitos, creados tanto desde afuera como desde adentro del movimiento oaxaqueño.
Para empezar, está el mito oficial del régimen, para quien los que participamos en la APPO éramos organizaciones en busca de prebendas del gobierno, y al negarse Ulises Ruiz a entregarnos lo que queríamos, nos radicalizamos creando inestabilidad en el estado.
El gobierno oaxaqueño incluso empezó a exonerar de esta ‘radicalización’ del movimiento a la Sección 22 diciendo que estos grupos ‘malos’ infiltrábamos a la sección XXII del magisterio que en el fondo eran los ‘buenos’.
Existen también los mitos de la prensa:
La prensa oaxaqueña mantuvo dos posiciones, la de la mayoría de los medios que estaba siendo comprada por Ulises Ruiz por un lado y la del periódico Noticias y la radio ‘Que Buena’ por el otro; la primera reproducía todo el discurso del gobierno y hablaba de la aplicación de la ley a los grupos ‘radicales’ como campaña mediática para que se diera la represión federal y estatal, argumentando que rompíamos la paz social. Esta posición, en lugar de hacer una crítica a la política represiva de Ulises Ruiz desde el inicio de su gobierno, la justificó en todo momento como “aplicación estricta de la ley”.
La segunda posición solamente la mantuvieron la radio ‘Qué Buena’ y el periódico Noticias que había sido atacado y tomado por grupos de choque de Jorge Franco Vargas (Secretario General de Gobierno)y había sido defendido por las organizaciones sociales. Estos dos medios intentaron manejar los hechos de una manera realista e imparcial.
La prensa nacional que se inventó sus líderes del movimiento a su antojo, no entendió el significado histórico de la APPO que llegó a denominarse por algunos intelectuales como la ‘Comuna de Oaxaca’.
Al contrario y como siempre, necesitaba de unos ‘dirigentes’ en quienes depositar la dirección del movimiento. Buscaron y se encontraron mutuamente en la persona de Flavio Sosa Villavicencio, quien siempre se ha distinguido por buscar reflectores a costa de lo que sea. Así iniciaron una campaña que empezó a desvirtuar y minimizar el movimiento.
Finalmente estos personajes que buscaron el protagonismo se prestaron para los fines de la campaña que estaba instrumentando el Estado para darle un golpe mediático al movimiento y, en el caso de Flavio Sosa, detenerlo en un momento clave del proceso de la lucha popular oaxaqueña, vociferando que habían descabezado a la APPO. Tal vez este sea el hecho más falso que pudo presentarse porque el movimiento nunca estuvo dirigido por una persona y las decisiones se tomaban por consenso y en las asambleas de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca.
Otro mito de la televisión y de muchos medios fue el de mostrar únicamente imágenes de barricadas, barricaderos tirando piedras, canicas y cohetes como muestras de la presunta ‘violencia’ del movimiento, llamando al pueblo oaxaqueño, que por cierto se debate en la miseria y obviamente no va a las barricadas en ropa de marca, “una bola de facinerosos, bandidos y vándalos”, la “chusma”, mostrando así su absoluto desprecio hacía el pueblo pobre.
Pero no faltan tampoco los ‘Auto-mitos’ de los que participaron en el movimiento y se distinguieron por su protagonismo y sectarismo.
Viendo que la Asamblea Popular jugó un papel fundamental en la toma de decisiones, algunas organizaciones y dirigentes de estas querían poner en práctica su adoctrinamiento marxista-estalinista para apoderarse de los logros del movimiento. Estas actitudes se vislumbraron desde el inicio de la conformación de la APPO , donde estos grupos, entre ellos el FPR, siempre intentaron utilizar métodos estalinistas para controlar los debates de la Asamblea Popular para su beneficio, aliándose con algunos dirigentes del magisterio. Ocuparon posiciones estratégicas en los medios tomados por el movimiento y desde allí se auto-propagaron como dirigentes de la APPO.
Por otro lado, mucha de la información sobre la APPO está rindiendo culto al mito magisterial. Si bien es cierto que el magisterio oaxaqueño cuenta en sus filas con aproximadamente setenta mil profesores, no todos ellos participan en sus acciones. Previo al movimiento del 2006, el gobierno logró crear una nueva sección en Oaxaca, la Sección 59, con el fin de restarle fuerza a la Sección 22.
Es conocida la trayectoria de lucha del magisterio democrático oaxaqueño, pero aun así, decir que el movimiento únicamente lo inició y protagonizó el magisterio es otro mito ya que el estado de Oaxaca tiene cientos de organizaciones sociales o tal vez miles que están esparcidos en todo el territorio.
Ante la creciente represión del régimen de Ulises Ruiz en contra de las comunidades y organizaciones oaxaqueñas con decenas de asesinatos de luchadores sociales en las diferentes regiones del estado, a principios del año 2006 aproximadamente 10 de estas organizaciones impulsamos desde el interior y desde fuera del magisterio una alianza con la sección 22 y por primera vez en la historia del movimiento democrático del magisterio oaxaqueño se inició un accionar conjunto en el mes de mayo de 2006 a propuesta de las organizaciones sociales.
Estas organizaciones junto con el magisterio, efectivamente somos las que iniciamos la conformación de la Asamblea Popular, incluso antes de la represión del 14 de junio. Este día, las organizaciones y el magisterio oaxaqueño nos encontrábamos en el plantón y juntos fuimos reprimidos. Y aunque para muchos el estallido del descontento social en contra del gobierno de Ulises Ruiz parece ser producto de la lucha magisterial, más bien es producto de la organizatividad que existe en todo el estado, sobre todo de las organizaciones sociales y de las comunidades indígenas. Incluso muchos maestros, especialmente los que trabajan en las regiones rurales indígenas, están conscientes de este hecho.
Sin tomar en cuenta estas realidades, cada quien parece crear su mito, enfocado en lo que quiere o teme, pero no tomándose la molestia de investigar, tratar de entender, sino proyectando sus ideas erróneas sobre lo que pasa en Oaxaca.
Sobre todo, no hacen el intento de comprender la complejidad de este movimiento en un estado en donde se debaten fundamentalmente dos culturas políticas: la de más de ochenta años de priismo con sus personajes que se vuelven “líderes” repartiendo prebendas y limosnas, y la de más de quinientos años de organizatividad indígena basada en las asambleas comunitarias y el servicio y la revocación de las autoridades. Esta confrontación de formas de hacer política muy opuestas incluso atraviesa los movimientos y por ende la APPO también.
Segunda Parte: Lo que ha sido la APPO : Las Realidades
El movimiento del 2006 precisamente fue posible gracias a tantas expresiones organizativas en el estado, desde las asambleas comunitarias, comisariados ejidales y comunales, organizaciones campesinas, cientos de organizaciones sociales, sindicatos, ONGs, colectivos, comités de obras de todas las comunidades y colonias populares, e incluso organizaciones religiosas como las comunidades eclesiales de base. Los que conocen este grado de organización del pueblo oaxaqueño, pocas veces se han aventurado a romper el pacto social en la medida descarada como lo hizo Ulises Ruiz, tocando derechos fundamentales como son la Libertad de Expresión, la Libertad de Manifestación y el respeto a los Usos y Costumbres y la consulta a la comunidad sobre sus necesidades y problemas más urgentes. Todos estos derechos y valores fueron trastocados de manera burda y autoritaria por un gobierno inepto lo que dio como resultado la rebelión de 2006.
La unidad de todas estas agrupaciones, pequeñas y grandes, políticas, económicas, sociales, religiosas, etc., contra un tirano fue el más alto y elevado ejemplo de organización que se ha gestado en nuestro estado por la vía pacifica.
La cultura política que nos ha dejado el sistema, durante más de 80 años, nos quiere hacer pensar que no es posible que un movimiento con tanta organizatividad pueda surgir desde abajo, es decir desde el propio pueblo, y pueda sobrevivir a tanta represión del sistema. Los adeptos de esta ideología solamente pudieron concebir esta lucha como una de tantas que se han dado con dirigentes, con líderes, con jefes e iluminados; sin embargo, podemos decir que esta lucha fue estrictamente del pueblo.
Fue la unidad abierta y flexible, acordada en largas y fructíferas asambleas, que hizo posible las megamarchas increíbles en su cantidad y creatividad, las miles de barricadas, el apoyo logístico de amplios sectores del pueblo, y sobre todo la credibilidad del movimiento ante un pueblo que ya no confiaba en nadie.
Es imposible resumir tanto esfuerzo, tanto trabajo organizativo, tanto sacrificio personal de miles de personas durante muchos meses, esta rica combinación de espontaneidad y organización.
Fue un logro grande la toma pacífica de tantos medios de comunicación, porque en ellos se difundió la lucha del pueblo, rompiendo el cerco mediático del régimen en la capital del estado, iniciando con la toma del canal 9 por miles de mujeres oaxaqueñas sin línea de dirigencia alguna (las matriarcas de la COMO surgieron después y no participaron en la toma). Sin embargo, otros medios tomados terminaron como andamio de algunas organizaciones protagónicas, en especial del dogmatismo estalinista.
Con estas contradicciones a cuestas, el pueblo organizado en la APPO sufrió y superó con la valentía de un David ante un Goliat una represión sin precedentes, pasando por ataques paramilitares a los plantones, por asesinatos selectivos, cientos de detenidos y torturados, y finalmente la invasión de la PFP.
Pero lo que no pudo la represión, lo lograron el virus electorero y la traición. Afectaron gravemente la cohesión interna de la APPO y la credibilidad de la misma.
Quienes habían tenido la ambición de reemplazar a URO para gobernar el estado, terminaron recibiendo migajas de una diputación plurinominal, y el PRDismo, que un año antes había logrado nueve diputaciones federales por el voto de castigo contra URO y su partido PRI, traicionó al pueblo oaxaqueño solicitando la intervención de la PFP a cambio de cuotas de poder que le otorga URO, por lo cual en las elecciones del 2007 el PRD no obtiene ninguna diputación local.
Por otro lado, y aun más grave para el movimiento, la dirigencia del magisterio oaxaqueño y representantes de grupos estalinistas, traicionando a sus propias bases y al pueblo de Oaxaca, negociaron con el secretario de gobernación y el propio URO el repliegue del magisterio y la desactivación del movimiento, sometiéndose a una coyuntura nacional en la que no se iba a permitir la caída de un gobernador criminal a pesar de toda ingobernabilidad en Oaxaca, porque esto pondría en riesgo la toma de poder de un presidente ilegítimo.
Al ver que no se logró el objetivo de la caída de URO aquella gente que únicamente luchó por esta causa se retiró del movimiento desencantado. Al mismo tiempo, hay intentos de mantener viva la APPO principalmente desde dos perspectivas: para los pequeños grupos electoreros, recurseros, traidores y recientemente hasta priistas es una oportunidad para servirse del movimiento y ellos siguen utilizando el nombre de la APPO como señuelo, enfrentándose con los pocos grupos que siguen luchando dentro de las estructuras de la APPO para que no deje de ser lo que expresan sus principios y los resolutivos de su primer congreso. Desafortunadamente, la actual posición de la dirigencia magisterial está más cerca de los primeros que de los segundos.
Pero los muchos que estamos organizados en los diferentes espacios indígenas, populares y sindicales continuamos construyendo procesos de lucha que van más allá de la caída de un personaje nefasto y más allá de las coyunturas electorales, porque tendrán que enfrentar la terrible situación del estado y del país.
Tercera Parte: Oaxaca actual: Descaro ante la Nación
Característica esencial del régimen de Calderón es la terrible criminalización de la lucha social, porque en México quienes están muertos, encarcelados o perseguidos no son los criminales sino los que protestan contra los crímenes de estado.
Con esto contrasta la impunidad de los funcionarios públicos que son autores de los crímenes contra el pueblo: Como en Atenco, Pasta de Conchos, Sicartsa, y tantos otros casos, en Oaxaca no se ha detenido a ni un solo culpable de los crímenes contra el movimiento popular.
En Oaxaca, la terrible alianza Calderón-URO que nos invadió con miles de militares disfrazados de policía, mantiene vivo a un régimen anticonstitucional que gobierna como mafia que incluso ajusticia a sus propios miembros. Y cual burla a la institucionalidad que dice defender, el senado de la república dio su bendición al régimen oaxaqueño, a sabiendas de que en Oaxaca simplemente no existen los derechos humanos.
Tanta saña contra un pueblo y un movimiento no se entiende, sino se conocen los grandes intereses económicos que están detrás: El régimen Calderón-URO está ‘limpiando’ el terreno oaxaqueño para que puedan avanzar los megaproyectos del plan Puebla-Panamá sin oposición alguna de los afectados.
Está en proceso el sistemático despojo de todos los territorios de nuestros pueblos milenarios en el nombre de un progreso que enriquecerá a unos cuantos y nos dejará completamente saqueado y contaminado lo que hoy conocemos como Oaxaca con su riqueza en culturas y biodiversidad.
Es contra este proyecto neoliberal y en defensa de nuestros derechos y territorios que los pueblos de Oaxaca nos hemos venido organizando y aliando, culminando en la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca.
Así que la razón de ser de nuestro levantamiento civil, masivo y pacífico sigue vigente. Esto lo sabe el régimen, que militariza el país entero y se prepara para más represión e incluso para reinstaurar la pena de muerte.
Pero esto lo sabemos también las cientos de comunidades y organizaciones oaxaqueñas que no desistiremos de nuestra resistencia y lucha por una utopía alcanzable.
Cuarta Parte: Lo que quería ser la APPO : La Utopía Alcanzable
Para entender lo que quería ser la APPO y, sí, lo fue durante intensos meses, hay que estudiar los resolutivos de su congreso constitutivo, en los cuales se encuentra resumida la lucidez que solo puede tener una asamblea de las asambleas o una comunalidad de las comunalidades.
En ellos, más de dos mil delegadas y delegados de todos los rincones de Oaxaca, a su vez representantes de comunidades y organizaciones, plasmaron los principios que habrían de guiar a la APPO. Se estableció que será coordinada por un consejo colectivo y amplio, respetando la representatividad y revocabilidad de sus integrantes. Se estableció el principio del consenso para la toma de decisiones. Se establecieron la autonomía de los pueblos y de las organizaciones, se acordaron la horizontalidad y la pluralidad del movimiento que debe ser incluyente, antineoliberal y de izquierda. Se estableció la igualdad y equidad de género. Se acordó que será un movimiento civil pacífico.
Esto es lo trascendente que los pueblos de Oaxaca aportaron a la APPO , no como meras ideas, sino como resultado de su organización cotidiana desde hace siglos y también su resistencia cotidiana contra la forma autoritaria y caciquil de hacer política. Solamente al llevar a la práctica las formas de hacer política y los principios de nuestros pueblos en el seno de la APPO , se pudieron superar las diferencias entre las cientos de agrupaciones participantes.
Esta experiencia de la APPO , la hemos entendido como una muestra de que en la lucha contra un sistema autoritario y violento, no se puede responder con las mismas armas.
Una de las grandes lecciones del movimiento fue la disciplina inquebrantable del pueblo de no hacerse justicia por si mismo, a pesar de que tuvo múltiples posibilidades de hacerlo: se llegó incluso a detener a paramilitares en el momento mismo en que habían disparado sobre los manifestantes, se detuvieron policías del estado vestidos de civil que estaban actuando para provocar la represión, así mismo se tuvo a merced a cientos de policías de la federal preventiva rodeados por miles de hombres y mujeres, sin embargo el pueblo no los masacró como ellos estaban masacrando al propio pueblo.
A pesar de todos los esfuerzos del régimen para volverlo violento, utilizando incluso ataques paramilitares para sembrar el miedo y la angustia y provocar así que el pueblo respondiera de la misma manera, todo intento del sistema fue en vano.
Esta forma pacífica de luchar hizo entender al mismo pueblo que no quería asemejarse al régimen y también estaba dando un mensaje de que es posible la lucha civil pacifica y que no solamente las elecciones son la alternativa ni tampoco la lucha por medio de las armas.
Se ha dicho que las piedras, canicas y cohetes rompieron el principio pacífico del movimiento, pero muy al contrario, fueron actos simbólicos de una profunda ironía ante la violencia poderosa del sistema.
Estos son algunos de los aspectos de la lucha de la APPO que hicieron vislumbrar cómo podrían ser los movimientos que necesitamos para enfrentar a un sistema que cada día cierra más los espacios democráticos y de libertades y en donde solamente un grupo, con toda impunidad, se beneficia para enriquecerse cada vez más, mientras que por otro lado se sigue reprimiendo al pueblo cuando reclama sus legítimos derechos y para esto se usa la criminalización de la protesta social haciendo leyes que la hagan imposible o bien que la equiparen con el crimen organizado.
Para poder enfrentar estas estrategias dictatoriales del régimen neoliberal, es absolutamente necesario seguir conformando las alianzas que han hecho grandes movimientos y que han hecho retroceder a un capitalismo rabioso en otras ocasiones, claro ejemplo es la lucha del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra en Atenco, así mismo la alianza de pueblos en contra de la presa La Parota , y la misma APPO que detuvo en su momento la represión en contra de pueblos y luchadores sociales al inicio del gobierno de URO en Oaxaca.
Sin embargo, no podemos concebir estas alianzas sin principios básicos, sin acuerdos que se respeten, sin mecanismos que garanticen que la toma de decisiones no quede en manos de unos cuantos, sin análisis profundo de la situación del país, sin la utopía de un país mas justo y sobre todo, no es posible afrontar el poder del sistema reproduciendo sus propias prácticas.
Es esencial crear esta nueva forma de hacer política al interior de los movimientos sociales, retomando la experiencia de lucha de nuestros pueblos por los derechos fundamentales de todos y no para el encumbramiento de líderes que finalmente entregan la lucha al poder por intereses personales o de grupo.
La ideología neoliberal pretende robarle al pueblo no solo todos sus recursos, sino también su esperanza y su capacidad de creer que un mundo mejor es posible. La represión masiva de la APPO fue sin duda un mensaje del sistema en contra de todos y todas que seguimos luchando por la utopía de un pueblo solidario, digno y libre. Y los errores cometidos le quitaron al movimiento la credibilidad recién recuperada.
Es por eso la gran responsabilidad de los movimientos populares de México superar sus sectarismos, protagonismos, sus intereses gremiales e inmediatistas, sus relaciones de compra-venta de consciencias con el régimen, para demostrar que esta utopía es alcanzable. Tenemos claro que ni los partidos políticos ni las instituciones cumplirán con esta encomienda. La tarea es del pueblo, y la organización será desde abajo.
¡Libertad a los presos políticos!
¡Alto a la impunidad!
¡No a las dictaduras neoliberales!
¡Viva el movimiento popular!
¡Basta de represión y miseria en los pueblos indígenas!
¡La victoria no es de los más poderosos, sino de los mejor organizados!
Santa María Atzompa, Oaxaca, a 12 de junio del 2009
Por Organizaciones Indias por los Derechos Humanos en Oaxaca, OIDHO:
El Consejo Político