SUBVERSIONES- Autonomous Communication Agency
Fotos: Pauline Rosen Cros, Renata Bessi y Santiago Navarro F.
Entrevista: Niñx Salvaje
A diez años del 14 de junio del 2006 fecha en la que comenzó el levantamiento popular en Oaxaca, platicamos con el compañero Fernando Lobo, escritor y ex-locutor de Radio Plantón.
Cuéntanos, ¿cómo entiendes lo que pasó en Oaxaca en el 2006?
Desde mi perspectiva, en ese entonces había este enorme conflicto entre el sindicato de profesores y el gobierno estatal que estaba directamente relacionado con una demanda salarial. Era una cuestión de dinero. Por otro lado, una de las estrategias del sindicato era desconocer a la autoridad inmediata que era el gobernador para entablar una interlocución directa con el gobierno federal. En este sentido surge en primera instancia la idea de la destitución del gobernador.
Pero antes de que esto ocurriera, yo era colaborador en Radio Plantón y el 3 de junio para ser precisos, salió una nota en La Jornada diciendo “Se alista la Policía Federal Preventiva (PFP) a desalojar el plantón magisterial”, que habían colocado como parte de las acciones que usó el sindicato para exigir un aumento salarial. El 3 de junio sale esta nota en la Jornada, y desde esa mañana comenzamos a recibir llamadas, la radio del sindicato, llamadas del público, de radioescuchas que no eran profesores, ni siquiera era gente de movimientos sociales o de organizaciones civiles: eran vecinos que querían saber si iba a haber plantón o no.
Mientras contestábamos las llamadas, la gente aprovechaba estar al aire para protestar por una gran cantidad de cosas. Del 3 de junio al 14 de junio, Radio Plantón se convirtió en una especie de reality show de la protesta social, del descontento. Fue tan rudo el 3 de junio que a partir de ahí sumamos a 24 h la transmisión, de ahí hasta el 14 sin parar, llamadas a las 3-4 de la mañana, eso era lo que ocurría. Nuestra estrategia fue muy sencilla: pasamos las llamadas al aire, no hacíamos nada más.
Entonces el 14 de junio llega el desalojo del plantón, un desalojo fallido, y de inmediato un grupo de estudiantes de la UABJO, gente del Frente Popular Revolucionario toma radio universidad y ahí ese reality show de la rabia social se expande con una potencia en AM a todo el valle y se vuelve una revuelta, prácticamente una insurrección. Básicamente, todas las grandes acciones del 2016 tienen que ver con medios masivos de comunicación. Los medios de comunicación tomados funcionaban para enunciar las causas del movimiento pero también como un dispositivo de seguridad y autodefensa. Y en ese sentido se volvieron imprescindibles.
Tuvimos Radio Plantón, después Radio Universidad, después Cortv la televisora estatal y las radios estatales que fueron baleadas por la policía estatal misma y finalmente las radios comerciales.
El día que se toman las radios comerciales es un 21 de agosto y es ya un estado de alerta nacional: los dueños de esas radios son los dueños de los grandes medios masivos de comunicación. El gobierno estatal responde con un convoy de policías armados que dispara intimidantemente hacia las barricadas. Sólo en una ocasión dispararon de frente y muere Lorenzo San Pablo.
Ese día la radio comercial tomada, la Ley, llama a la población con un llamado que a mí me pareció un despropósito absoluto, “hay gente armada disparando contra civiles por favor salgan a las calles a tomar barricadas”. Pero lo que me pareció impresionante de esta noche es que la gente salió, y puso barricadas. Es uno de los grandes fenómenos que no termino de entender. Pero finalmente así entiendo que el 2006 fue una canalización de la rabia social que fue impulsada por medios masivos de comunicación tomados por movimientos de ultra izquierda.
¿Podría volver a pasar algo así, ahora en el 2016?
Algo así no. Ocurrirá un conflicto, habrá rebelión y habrá represión, de la legal y de la clandestina. Esos patrones no cambiarán. El resto es una variable que nosotros desconocemos absolutamente, no se repetirán las cosas como ocurrieron. Y sobre todo la causa no es la misma. En este 2016 lo que está en juego es una imposición autoritaria, lo que llaman “reforma educativa”, es decir una reforma administrativa y laboral que es un primer paso para ilegalizar a un sindicato que podría rebelarse contra una futura re-privatización de la educación que es lo que se viene. En ese sentido lo que está en juego es mucho mayor y las condiciones en el país están mucho más endebles. Es un estado desintegrándose en la medida en que adoptan estas políticas neoliberales que terminan siendo una simple agenda de negocios. Eso es lo que es: un proyecto neoliberal. Al final significa acabar con cualquier política pública para terminar con una agenda enorme de negocios.
¿Cuál es para ti el error más grande, o los errores más grandes que se hicieron en el 2006 y después?
El primero es la relación con los medios de comunicación. Hay una especie de rechazo permanente a lo que los grandes medios masivos de comunicación enuncian, que tienen programadas campañas contra el movimiento popular muy establecidas, con muchos intereses y muchísimo dinero de por medio.
Pero nosotros nombramos voceros, los cuales están muy interesados en hablarle a esos medios. Las manifestaciones respetan a los reporteros. “Di la verdad”, les piden. Todo el mundo está esperando que ese gran cumulo de intereses comerciales de las élites digan la verdad. Es como pedirle peras al olmo. El olmo no da peras. Eso es uno.
El segundo es cómo asimilamos la violencia. Esto es una lección del 2006: en el 2006, a partir de octubre-noviembre el movimiento comenzó a producir un discurso en el cual nos caracterizamos como un movimiento de resistencia civil y pacífica. Sin embargo, las grandes acciones, casi todas espontáneas que no pasaron por asamblea, fueron ensalzadas. Como la toma de Cortv, la resistencia del 14 de junio, la toma de las radios comerciales. Ninguna de esas acciones, que por supuesto fueron violentas, pasaron por una decisión de asamblea. No es que lo vea yo como un error, no puedo entender que un gran movimiento social se equivoque, no es que razone, no se le puede pedir a un movimiento social que tome decisiones estratégicas. Es una gran multitud con una multitud de subjetividades, de intereses, de emociones, de deseos, de ideales. En fin: es complejísimo, pero encuentro esta disyuntiva entre la presentación de un movimiento pacífico y la necesidad de la violencia. Creo que tendríamos que asimilarla por dos razones. Uno, los movimientos populares ejercen violencia, deben ejercerla. Poner el cuerpo es ejercer violencia. Y dos, el estado ejerce violencia permanentemente y la mayor parte de la violencia que ejerce es clandestina. Es absolutamente oculta. Y en el 2006 manejamos esas dos caras: somos pacíficos pero se ejerce la violencia. No veo ningún error ahí, pero creo que debemos reflexionar mucho sobre eso y sobre todo tomar en las manos ese concepto de violencia y trabajarlo.