8M: Los ritmos de revuelta en la Cd. de México

Por Carolina Saldaña

El pasado 8 de marzo se celebró el Día Internacional de la Mujer con acciones, encuentros, memoria, baile, poemas, tristeza, gozo, rebelión valentía, represión, marchas y mítines en las calles y plazas del mundo y en algunas prisiones también.

Las acciones fueron especialmente fuertes aquí en México, donde cada día 11 mujeres son blanco de feminicidios.

Durante más de un año, muchas feministas han respondido a asesinatos, violaciones, despojo, y desapariciones forzadas con una escalada de acciones audaces reclamando justicia en casos de violación, el derecho al aborto y un fin a los feminicidios.

Unos días antes de las conmemoraciones internacionales del 8M, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) proclamó su apoyo a la igualdad de las mujeres, sugiriendo que bajo su gobierno con su fuerte compromiso con los derechos de las mujeres, realmente no habría necesidad de una protesta en el Zócalo de la ciudad capital. Su postura fue secundada por su homóloga de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, quien anunció que en cualquier manifestación del 8 de marzo todos los policías serían mujeres. Sin embargo, en caso de que las activistas lograran ingresar a la plaza principal de la ciudad, ella ordenó la instalación de altas barreras metálicas para «proteger» el Palacio Nacional que se encuentra allí.

“Es un muro de paz, no de represión”, dijo AMLO, afirmando que se respetaría el derecho a la protesta pacífica. También se instalaron barreras metálicas en puntos clave de una marcha proyectada. Durante dos días, mujeres creativas adornaron las feas barricadas en el Zócalo con flores y los nombres de cientos de víctimas de feminicidio.

A las 8 de la mañana del 8 de marzo todos los accesos al Zócalo quedaron cerrados.

El escritor, diplomático y presentador de TV Azteca Andrés Roemer, denunciado por más de 60 mujeres por abuso sexual, ordenó que se instalaran barreras afuera de su hogar. Temprano en la mañana antes de que comenzara la marcha, mujeres indignadas fueron allí para pintar acusaciones y consignas en la pared. Luego, su casa fue protegida por 80 policías de la ciudad.

Mientras un grupo de feministas se dirigía hacia el punto de partida de la marcha de once km en el Monumento a la Revolución, fueron detenidas por la policía de la ciudad afuera de la estación del metro Hidalgo y encapsuladas durante casi cuatro horas. Miles de mujeres rodearon a los policías que las retenían allí y gritaron por su salida.

Cuatro fotoperiodistas también fueron agredidas por la policía de la ciudad, esta vez dentro de la estación de metro Hidalgo. Una reportera de EFE, Sáshenka Gutiérrez, informó que alrededor del mediodía, decenas de agentes golpearon, patearon, esposaron y tiraron del cabello a las mujeres, tratando de quitarles las cámaras y negándose a dejarlas salir de la estación. Las otras tres periodistas eran Gabriela Esquivel, de 24 Horas; Leslie Pérez, del Heraldo de México, y Graciela López, de Cuartoscuro.

Las reporteras, así como las mujeres encapsuladas, contaron sus historias al grupo activista de derechos humanos Marabunta, que ha jugado un papel positivo en las manifestaciones en México durante varios años, dando cobertura de prensa objetiva, primeros auxilios, respeto por las palabras y acciones de los manifestantes, y ayuda en la negociación de situaciones difíciles con las autoridades.

Después de la represión policial inicial, alrededor de 30,000 mujeres y simpatizantes partieron hacia el Zócalo en una marcha pacífica. En el camino, algunas atacaron las odiadas barreras metálicas con martillos, sopletes y lazos, y lograron derribar algunas de ellas.

A las manifestantes se les permitió ingresar lentamente al Zócalo, un pequeño grupo a la vez, donde las familias y amigas de las mujeres asesinadas contaron sus historias. Hubo algunas diferencias de opinión entre las reunidas sobre la mejor manera de proceder con la acción.

AMLO fue denunciado reiteradamente por apoyar al candidato del partido Morena a gobernador del estado de Guerrero: Félix Salgado Macedonio, político acusado de al menos tres violaciones. Y las feministas dejaron claro que no han olvidado el desprecio expresado por el presidente de México por las denuncias de violencia contra las mujeres. Según informó el New York Times, el pasado mes de mayo él manifestó su creencia de que “el 90 por ciento de las llamadas que denuncian la violencia doméstica son falsas”.

Mientras una mujer tras otra tomaba el micrófono, otras atacaron las barreras metálicas. Ante el gas de los extintores, balas de goma, nubes de gas lacrimógeno, balas gotcha y amenazas, lograron derribar siete de ellas.

Una compañera fue apodada La Reinota por su valentía al devolver botes de gas lacrimógeno a la policía.

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En medio del enfrentamiento, Abril Fragoso, de 15 años, fue capturada por la policía, lo que llevó a una prolongación de la protesta ya que los participantes prendieron incendios en el Zócalo y gritaron por su liberación.

Cuando esto no sucedió, advirtieron a Claudia Sheinbaum y a su ministro de Seguridad que serían responsables de cualquier daño que pudiera sufrir.

Durante la tarde, se expresó preocupación por aparentes francotiradores en el techo del Palacio Nacional. Aunque el portavoz presidencial Jesús Ramírez Cuevas aclaró en Twitter que los agentes portaban inhibidores de drones en lugar de armas automáticas, muchos observadores creen que su presencia fue un esfuerzo por intimidar a la multitud.

Marabunta acusó públicamente a la policía de la ciudad de responder a la protesta con extrema violencia. El día siguiente, AMLO culpó a las mujeres de la resistencia, afirmando que su protesta era una provocación contra su gobierno progresista y que él  nunca antes había visto a activistas acudir a un mitin equipadas con martillos. También acusó a Marabunta de hacer declaraciones falsas y juró que la policía de la ciudad no había usado gases lacrimógenos, balas de goma o balas gotcha para sofocar la resistencia.

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24 horas después de que miles de mujeres en la Ciudad de México exigieron el fin inmediato del feminicidio y la violencia contra las mujeres, el gobierno de la Ciudad de México había limpiado escrupulosamente el Zócalo, borrando cualquier rastro de resistencia.

En las palabras de Gloria Muñoz Ramírez:

El zócalo de la Ciudad de México esta noche.

 En menos de 24 horas se borraron los nombres de las asesinadas y desaparecidas, las consignas en la plancha de asfalto, los nombres de los violadores en el asta. Aquí no pasó nada. No hubo flores moradas ni listones verdes, tampoco pancartas ni pintura blanca. Aquí no pasó nada. Ni bombas con gases lacrimógenos ni balas gotcha desde el techo del imperio. Ni encapsulamientos de 4 horas a 30 mujeres a la altura del Metro Hidalgo, ni tampoco se agredió y esposó a foto reporteras. Aquí no vinieron las madres a exigir justicia, ni las jóvenes a cantar sin miedo. Tampoco hubo niñas volando papalotes, ni ancianas pintando de azul un escudo policiaco. Aquí no pasó nada.

 Dejemos que lo crean. Nosotras lo sabemos.