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Justicia por los asesinatos a sangre fría de Jorge Alexis Herrera del Pino y Gabriel Echeverría de Jesús de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, Guerrero, fue el motivo de una marcha de unos tres mil estudiantes y activistas en la ciudad de México el jueves 22 de diciembre.
Desde que los policías adiestrados en operativos militares conjuntos como “Guerrero Seguro” abrieron fuego contra un grupo de estudiantes que realizaron un bloqueo pacífico en la autopista México-Acapulco el pasado 12 de diciembre, ni un solo día ha pasado sin que los estudiantes de Ayotzinapa y grupos solidarios se hayan manifestado en contra de la impunidad a grito de “¡Ayotzi vive, la lucha sigue¡”
En el DF, los estudiantes de Ayotzinapa fueron acompañados por estudiantes de varias escuelas normales y por otros grupos, incluyendo un nutrido contingente organizado por la Coordinadora Estudiantil Anarquista y un contingente de San Salvador Atenco que llegó coreando “¿Por qué¡? ¿Por qué¡? ¿Por qué los asesinan, si son la esperanza de América Latina?”
En entrevista, el estudiante Diego Castro Domínguez explicó que hoy los alumnos aglutinados en la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM) marcharon desde el Ángel de la Independencia a la Secretaría de Gobernación para exigir al Secretario Poiré “el inicio de un juicio político en contra de Ángel Aguirre Rivero y castigo a todos los responsables intelectuales y materiales que participaron en las ejecuciones extra-judiciales de los compañeros caídos”.
El día 12, los estudiantes habían bloqueado la autopista para exigir que Aguirre cumpliera su promesa de reunirse con ellos para resolver las demandas pendientes: un nuevo ingreso para el ciclo escolar 2012-2013, la destinación de mayores recursos a la escuela para lograr mejores condiciones y la garantiza del trabajo a los jóvenes cuando concluyan sus estudios. Los estudiantes también exigieron la presentación con vida de de los dirigentes campesinos ecologistas Eva Alarcón y Marcial Bautista, secuestrados y desaparecidos el 6 de diciembre en la Sierra de Petatlán, Guerrero.
Diego explicó que, dado la confusión creada en los medios principales, los estudiantes lo consideran importante informar a la sociedad sobre lo que realmente pasó en la Autopista del Sol. “Nosotros estuvimos ahí y pudimos ver que los disparos eran de la policía ministerial y de la policía federal. Claramente se ve ahí que son ellos que iniciaron los tiroteos. Nosotros nada más nos defendíamos con nuestra palabra, con nuestras manos y algunas piedras que andábamos buscando ahí en el momento”.
De la responsabilidad de Ángel Aguirre Rivero por los homicidios, no cabe la menor duda. “El gobernador me ordenó limpiar la carretera y la carretera está limpia”, dijo el ex subsecretario de la policía estatal, el general Ramón Arriola, jefe del operativo. [El Sur, 13 de diciembre de 2011.] Desde entonces, la difusión de las imágenes de la descarada violencia estatal han creado suficiente presión pública para lograr la renuncia de Arriola y otros dos funcionarios del gabinete de seguridad de Guerrero: el Procurador de Justicia, Alberto López Rosas y el Secretario de Seguridad Pública, Ramón Almonte Borja.
Para “limpiar” la autopista, la Policía estatal y la federal echaron gases lacrimógenos a los estudiantes y casi inmediatamente los policías federales y ministeriales abrieron fuego, dejando un saldo de dos estudiantes muertos; cuatro con heridas de bala, unos en el pecho, otros en el estómago; 24 golpeados y detenidos, y por lo menos uno, Gerardo Torres Pérez, torturado para que hiciera la falsa declaración de haber portado un cuerno de chivo. Dice Diego Castro Domínguez que a dos de los compañeros heridos ya les dieron de alta, pero que el otro compañero Edgar Espíritu se encuentra en estado de gravedad y los policías ministeriales lo están presionando mucho. Lo están culpando de ser el causante de incendiar la gasolinería para que les dé información sobre otros compañeros. “Los policías quieren que los dos compañeros salgan en los medios para decir que fueron los estudiantes de Ayotzinapa que empezaron la violencia”.
Durante años, los estudiantes en Ayotzinapa han luchado en contra de los planes del gobierno para desaparecer a las escuelas normales rurales. “El gobierno quiere convertir a las escuelas en un negocio, en algo que le genera ganancia. No quiere crear personas que traten de salir adelante, de sobresalir en la educación. Sabemos que en nuestro país y en nuestro mundo existen muchas personas de bajo recursos y que necesitan de estas escuelas. Pero los gobiernos intentan ver cómo ir cerrándolas, como lo hicieron con El Mexe Hidalgo y con El Mactumacza Chiapas. Ahorita Ayotzinapa es el foco rojo en el estado de Guerrero para Ángel Aguirre. La quiere desaparecer”.
La respuesta de Aguirre Rivero ––conocido como el oficial responsable por el encubrimiento de la matanza de Aguas Blancas y la perpetración de la matanza de El Charco cuando fue gobernador del estado de Guerrero entre 1996 y 1999––, ha sido una tragicomedia de mentiras y evasiones.
Dice Diego Castro que Aguirre promociona los operativos del gobierno de Felipe Calderón denominados “Guerrero Seguro”, pero que estos se deben llamar “Guerrero que mata” porque “con los hechos, con los antecedentes de Aguirre Rivero, se deja ver que él encabeza un gobierno que mata, un gobierno que reprime. ¿Qué hará dentro de un año más? ¿Asesinar a todos las organizaciones sociales? ¿Asesinar a todo el mundo? ¿Qué va a pasar mañana con ese gobierno?…Nosotros no queremos seguir siendo gobernados por un asesino, por un gobernador que ha hecho mucho daño a la sociedad. Y lo único que hace es tratar de engañar a la gente. Es un demagogo de primera”.
Al responder a una pregunta sobre el papel de Estados Unidos en la represión, Diego responde: “Es importante aclarar este punto. Nuestro país está gobernado por Estados Unidos. Hay mucha intervención. Cuando se dio la masacre de Lucio Cabañas, fueron personas extranjeras que iniciaron esa masacre. Ha habido mucho entrenamiento de los policías y militares de parte de Estados Unidos. Están preparando a ellos para eliminar a todas las organizaciones sociales, para eliminar a toda persona que intente alzar la voz”.
Y cabe recordar que fue Mario Acosta Chaparro, entrenado en la contrainsurgencia en Fort Bragg y Fort Benning en Estados Unidos, y jefe de la Policía Preventiva en Guerrero entre 1975 y 1981 durante la fase más notoria de la guerra sucia, quien no sólo llevó a cabo las operaciones policíacas de captura y/o asesinato de Lucio Cabañas y otros guerrilleros, sino que estableció las pautas para la represión policiaca en Guerrero que todavía están vigentes.
Aunque el jueves por la noche, el gobierno de México ofreció abrir un espacio de diálogo con los estudiantes de Ayotzinapa, el Secretario Poiré ya había dado su verdadera respuesta unas horas antes. En contra de la voluntad de José María Morelos y Pavón (quien seguramente estaría revolcando en su tumba), Poiré utilizó de manera cínica la ceremonia en Ecatepec por el 196 aniversario de su fusilamiento para pedir más “blindaje” por la supuesta guerra contra el narco.
Es decir, la guerra sucia contra el pueblo de México, que ha resultado en más de 60,000 mexicanos muertos y 10,000 desaparecidos en los últimos años y que se está dirigiendo cada vez más hacia activistas sociales como Pedro Leyva y Trinidad de la Cruz en Xayakalan, el estudiante de la UNAM Carlos Cuevas en el DF, Norma Andrade en Cd. Juárez, Eva Alarcón y Marcial Bautista en la Sierra de Petatlán, y los mismos estudiantes Alexis Herrera y Gabriel Echevarría de Ayotzinapa, no sólo seguirá sino que se intensificará. ¿Qué más podemos esperar en tiempo de elecciones cuando cada político hace marometas para aparecer “más duro contra el crimen” que sus rivales?
Pero ésta es sólo la mitad de la historia. En medio del panorama amenazador actual, los normalistas tienen dos cosas muy importantes: consciencia social y organización. Piensan organizar todas las actividades que sean necesarias para lograr la destitución de Ángel Aguirre Rivero y justicia para los dos compañeros caídos.
También tienen dos antecesores muy fuertes a su lado: los comandantes Lucio Cabañas y Genaro Vásquez Rojas, ex alumnos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa. Dice Diego: “Debemos tener su pensamiento bien claro. Lo estudiamos a raíz para poder analizar cada situación de nuestro país y del mundo. En la escuela de Ayotzinapa queremos que los jóvenes tengan un pensamiento crítico, analítico, reflexivo. Todos los jóvenes que han estudiado ahí se han caracterizado por defender los derechos que nos corresponden, por defender los derechos de toda la sociedad y todas las personas. Siempre han tenido un pensamiento colectivo, de ayuda mutua, de ayudar a los demás. En este aspecto Lucio Cabañas y Genaro Vásquez Rojas nos dejan un ejemplo muy claro que debemos seguir”.