x carolina
“Venimos con hambre. Venimos por justicia. Venimos por nuestras tierras”, dice un vocero de más de 200 hombres y mujeres choles de Tila, Chiapas, quienes encabezaron una marcha desde el Monumento de la Revolución hasta la Suprema Corte de (in)Justicia de la Nación el miércoles, 1 de agosto de 2012.
Había sido un largo viaje desde las montañas en el Norte de Chiapas, y todos estaban cansados, pero esperaban que la corte más alta de México por fin diera una resolución justa sobre sus tierras expropiadas en 1980. Los ejidatarios habían ganado el caso en 2009, pero los gobiernos municipales y estatales se han negado a honrar el dictamen. Ahora su caso estaba en la agenda de la Suprema Corte de nuevo.
Otro compañero explica: “Venimos para proteger las tierras donde nacimos, donde vivimos, donde trabajamos. La Madre Tierra nos da de comer y nosotros la cuidamos. Este territorio, estas tierras, nos pertenecen gracias a nuestros antepasados y gracias a la lucha de Emiliano Zapata por tierra y libertad en la Revolución Mexicana. Son un total de 5,405 hectáreas reconocidas en un decreto presidencial de 1934. El primer atentado contra nuestras tierras fue en 1966 cuando el Cuerpo Consultativo Agrario intentó despojarnos de 130 hectáreas justamente donde se encuentra el pueblo de Tila. Dicen que el poblado no es parte del ejido. Después de que nos amparamos de esto en 1977, intentaron lograr el despojo de otra manera. ¿Y quienes creen que se unieron en nuestra contra en 1980? ¡El gobierno estatal, el gobierno municipal y el Registro de propiedad! Hicieron un decreto de expropiación por las mismas 130 hectáreas. Nos ha costado décadas para ganar amparos contra estas acciones anticonstitucionales e ilegales. Por fin ganamos el primer amparo gracias al levantamiento del EZLN en 1994, y ganamos el segundo en 2009. Pero el gobierno no lo respeta. Por eso estamos marchando a la Suprema Corte hoy mismo, para exigir que nos de una resolución justa. Aquí somos cientos; en Chiapas miles están marchando ahora mismo por el mismo motivo”.
Los choles de La Otra Campaña en Tila, habían llegado el día anterior en cuatro camiones de la Caravana por la Tierra y el Territorio, acompañados en su viaje por compañeros de la Red contra la Represión, Radio Pozol, Radio Zapatista, Frayba, el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad y el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra de San Salvador Atenco, entre otros. Sin haber dormido, fueron al Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro donde realizaron una rueda de prensa.
El miércoles, en el Monumento de la Revolución los esperaban la Acampada Revolución del movimiento #YoSoy 132, un contingente del Sindicato Mexicano de Electricistas y varios colectivos de La Otra Campaña y grupos estudiantiles. Ahí hicieron una breve conferencia de prensa y una ceremonia con danza tradicional de la Pluma del Quetzal, velas y copal antes de iniciar una marcha muy combativa.
En entrevista, un compañero respondió a las siguientes preguntas:
–– ¿Por qué les interesan tanto esas 130 hectáreas?
––Las quieren privatizar porque pueden ganar mucho dinero en el turismo. Ahí, por ejemplo, está el santuario del Señor de Tila, conocido por muchos como el Cristo Negro. Para nosotros es un lugar sagrado pero para ellos es un lugar para atraer cada vez más turistas, construir hoteles, etc.
–– ¿Cuándo esperan la decisión de la Suprema Corte?
––El 2 de agosto. Les invitamos a todas y todos a estar ahí con nosotros para saber que dicen.
––¿Y qué está en juego?
––Si no ganamos, pueden desalojar a las familias que todavía viven en el territorio expropiado. Y sus negocios no sólo nos quitan nuestras tierras; también nos quitan el agua que necesitamos para vivir. A nosotros nos quieren barrer de las calles. Nos desprecian. Pero claro, les gusta vender nuestras tradiciones, nuestras fiestas, nuestra música. Todo está en venta. Todo su proyecto va en contra de nuestra manera de vivir. Va en contra de los derechos de los pueblos zapatistas y todos los pueblos indígenas. Hay mucho en juego.
La protesta se mantuvo afuera de la Suprema Corte toda la tarde. El próximo día, sin embargo, su derecho a la protesta fue negado cuando la policía bloquearon la entrada a la corte y metieron a todos en una estrecha calle a un lado, donde se quedaron todo el día antes de recibir la noticia que la Suprema Corte no tendría tiempo para escuchar su caso. Antes de salir, bailaron la danza de la pluma del Quetzal una vez más.
Diez días después, no hay noticia. Tres décadas después, no hay justicia.
Para más información: http://laotraejidotila.blogspot.mx/