Por: el pinche simón
30 de enero de 2017
El patriarcado y la supremacía blanca han sido los precursores y siguen siendo los fundamentos del sistema económico, militar y político del imperialismo estadounidense, el cual se dedica a hacer dinero por cualquier medio, incluyendo la fuerza bruta y el uso legitimado de la violencia. Su imposición puede ser evidenciada por una simple mirada a los que tienen dinero, poder e influencia y los que no lo tienen. El precio de las cosas, lugares, comida, trabajo y personas son la flagrante evidencia del fracaso del modelo económico global y la decadencia del Imperio de Estados Unidos.
Vivimos en una economía político-militar que constantemente ha sobrevalorado la vida de los hombres blancos sobre todas las demás vidas. De hecho, los recursos naturales que se extraen de esta tierra para mantener el dominio blanco y masculino sobre el planeta son considerados como más valiosos que todas las vidas. La mayoría de la vida humana se ha convertido en otra variable desechable en esta ecuación económica.
Si no estás contribuyendo a la riqueza y el poder blanco, eres considerado desechable. Si estás creando alternativas reales a la riqueza y el poder de la supremacía blanca y patriarcal, eres considerada una amenaza. La economía político-militar bajo la cual existimos es clasista, racista, patriarcal, fascista y genocida. Las personas de color, las comunidades nativas, las mujeres de color y las mujeres nativas y/o musulmanas en particular viven bajo un constante colonialismo construido con la humillación, la tortura, la esclavitud y el genocidio. La supremacía blanca no es nada nuevo. Esto no empezó con Donald Trump, aunque es importante reconocer que su gobierno abiertamente fascista ha desencadenado y seguramente continuará impulsando más ataques contra las personas de color, musulmanas, migrantes y las mujeres en general.
Los Estados Unidos viven en un péndulo político fabricado, que oscila entre izquierda y derecha. Ese péndulo, sin embargo, sólo se ha inclinado a la izquierda lo suficiente como para obligarlo a inclinarse a la extrema derecha una y otra vez. Esa oscilación hacia la izquierda es y siempre ha sido una mentira, porque siempre ha mantenido una economía política militar a través de la supremacía blanca; sí, incluso con un presidente negro, que dejó caer casi tres bombas por hora sobre gente de color durante ocho años, y deportó a más personas indocumentadas que cualquier otro presidente en la historia.
Los presidentes y sus partidos políticos no son más que gerentes de una tienda que es la propiedad de muy poderosas mafias corporativas y bancarias.
Absolutamente ningún tipo de reforma o partido político terminará con esto.
Las y los estadounidenses deben de empezar a construir alternativas reales a la política electoral y a la gobernanza institucionalizada para encontrar un camino hacia la autodeterminación comunitaria. Tienen que dejar de buscar la aprobación de los partidos políticos o de sus presidentes: los miembros de ese espectro limitado de la sociedad no son más que títeres en una economía global corrupta.
La verdad es que, cualquiera que sea el presidente, nosotras y nosotros (todas y todos, en todas partes) vivimos bajo los efectos letales de la supremacía blanca. Mientras que todo el planeta se ve afectado por él, los estadounidenses y los europeos, incluyendo a los liberales, han sido cómplices de este sistema, sobre todo porque les ha dado a ellos y a sus familias relativa paz, tranquilidad y confort.
La única supuesta contribución al cambio social por parte de la izquierda institucional es el complejo industrial sin fines de lucro y el fenómeno global de las ONGs (Organizaciones No Gubernamentales). La función principal de la mayoría de las organizaciones sin fines de lucro y de las ONGs es proporcionar una falsa sensación de paz, tranquilidad y consuelo, aunque en realidad nunca ofrecen dignidad, justicia y libertad.
El colonialismo siempre se ha justificado a través de ingenuos intentos de “salvar” a los “salvajes” de sí mismos. El «salvar» a las comunidades se ha manifestado a través de diferentes tipos de aculturación y asimilación. El complejo industrial sin fines de lucro localmente y las organizaciones no gubernamentales – ONGs a nivel mundial han estado diciendo que nos están salvando (sobre todo de nuestro propio salvajismo) sin nunca darnos los medios para la auto-liberación y mucho menos para la autodeterminación y la autonomía. En ninguna parte ha sido más claro que en Haití, donde las ONGs convirtieron la administración de fondos para el alivio del terremoto en grandes negocios. Es hora de comenzar a retomar lo que es nuestro, y dejar de pedir permiso.
Arundhati Roy lo dijo mejor en su libro El poder público en la era del imperio:
… Es importante desviar la atención del trabajo positivo que realizan algunas ONGs individuales y considerar el fenómeno de las ONGs en un contexto político más amplio …
… Su verdadera contribución es que desactivan la ira política y distribuyen como ayuda o benevolencia lo que la gente debería tener de derecho. Alteran la psique pública. Convierten a las personas en víctimas dependientes y rompen los bordes de la resistencia política …
… a largo plazo, las ONGs deben rendir cuentas a sus donantes, no a las personas con las que trabajan. Son lo que los botánicos llaman una especie indicadora. Es casi como si la mayor devastación causada por el neoliberalismo, mayor el estallido de las ONGs. Nada ilustra esto más conmovedormente que el fenómeno de Estados Unidos que se prepara para invadir un país y al mismo tiempo prepara a las ONGs para entrar y limpiar la devastación …
… Eventualmente, en menor escala, pero más insidiosamente, el capital disponible para las ONGs desempeña el mismo papel en la política alternativa que el capital especulativo que fluye dentro y fuera de las economías de los países pobres. Comienza a dictar la agenda.
Convierte la confrontación en negociación. Despolitiza la resistencia. Esto interfiere con los movimientos de la gente local que tradicionalmente han sido autosuficientes. Las ONGs tienen fondos que pueden emplear a personas locales que de otra manera podrían ser activistas en movimientos de resistencia, pero ahora pueden sentir que están haciendo un bien inmediato y creativo (y ganándose la vida mientras están en ello). La caridad ofrece gratificación instantánea al donante, así como al receptor, pero sus efectos secundarios pueden ser peligrosos. La verdadera resistencia política no ofrece tales atajos.
La ONG-zación de la política amenaza con convertir la resistencia en un trabajo bien educado, razonable y asalariado desde las 9 am a las 5 pm. Con algunas ventajas ofrecidas.
La verdadera resistencia tiene consecuencias reales. Y ningún sueldo.
Las economías político-militares de la supremacía blanca han dominado el planeta durante tantos siglos que los blancos europeos y estadounidenses de cualquier género y de todas las bandas del espectro político siguen beneficiándose de ellas y perpetuándolas. Las instituciones financieras y las transnacionales tienen el mayor poder económico y político y control sobre el futuro de nuestra tierra y de nuestras sociedades. Las dictaduras empresariales han tomado el control a nivel mundial. Si bien su marca de fascismo político y económico tiene un rostro socialmente responsable en la publicidad, todavía se basa en el imperialismo capitalista despiadado: la toma de territorios, trabajo y recursos por la fuerza y ??con fines de lucro.
Ya es hora que las comunidades de color en particular, pero las comunidades de resistencia en general, construyan alternativas absolutas a estas distintas versiones del mismo sistema y comiencen a fomentar estrategias y prácticas de autodeterminación, autodefensa y autonomía comunitaria. Necesitamos reapropiarnos de nuestros barrios y de nuestras comunidades. Necesitamos nuestra propia seguridad comunitaria, educación pública, negocios, y nuestro propio sistema de justicia restaurativa. La supervivencia de nuestras comunidades depende de ello. Sin estas cosas en nuestras manos, la baraja ha sido y continuará siendo arreglada en contra de nosotros.
Un primer paso hacia la liberación colectiva en este sentido sería dejar de creer que somos incapaces de gobernarnos a nosotros mismos. Tenemos que utilizar nuestra memoria histórica para entender que la mayor amenaza para esta economía global, militar y política de la supremacía blanca, nunca ha sido el comunismo, el terrorismo o los narcóticos, sino que la mayor amenaza para todas las formas de imperialismo capitalista siempre ha sido la organización comunitaria basada en la autodeterminación, la autodefensa y la autonomía. Esta fue la amenaza que representaron los indígenas durante la ocupación de las Américas por parte de los europeos. Esta es la amenaza que representan las rebeliones de esclavos. Esta es la amenaza de las Panteras Negras, el Movimiento Indígena Americano, los Young Lords, los Latin Kings, el movimiento Chicano, los independentistas puertorriqueños, los grupos de liberación de las mujeres, los antifascistas, las antirracistas o cualquier grupo organizado de gente de color, los trabajadores agrícolas, las mujeres, las defensoras territoriales, las trabajadoras o cualquier comunidad o barrio que lucha por su propia autodeterminación.
De nuevo, si no están contribuyendo a la riqueza blanca y el poder blanco, se consideran desechables. Si están creando alternativas reales a la riqueza y al poder blanco, entonces son considerados una amenaza. Participar en estrategias y prácticas para la autodeterminación comunitaria es exponerse a la represión y a la violencia patrocinada por el estado. La mayoría de las comunidades de color en el mundo están luchando por la autodeterminación y la autonomía, por lo que siempre han sido consideradas una amenaza. Estas comunidades son tratadas como combatientes enemigas en una guerra de control social y político basada en la supremacía blanca y masculina. Por lo tanto, un paso lógico hacia la construcción y el mantenimiento de la autodeterminación comunitaria en cualquier lugar, es la autodefensa basada en la comunidad. Si van a organizarse para la autodeterminación, entonces es mejor que estén bien preparadas, dispuestos y capaces de participar en la autodefensa.
Sí, la autodefensa incluye la capacitación y la preparación para la autodefensa física, esto debe darse por sentado. Sin embargo, hay muchos otros elementos para la autodefensa comunitaria que también deben ser considerados. La educación comunitaria y la memoria viva de nuestras diversas resistencias basadas en la comunidad forman parte de la autodefensa. Las estrategias para reunirse, organizarse y llegar a un consenso en la comunidad son parte de la autodefensa. Enseñar y practicar la humildad, el respeto, la responsabilidad, la disciplina y la dignidad es parte de la autodefensa. Enseñar y practicar la camaradería, la cooperación, la resolución de conflictos y la convivencia es parte de la autodefensa. La enseñanza y la práctica del anti-fascismo, del anti-patriarcado, de la anti-homofobia, de la anti-transfobia, del anti-sexismo, del anti-racismo es parte de la autodefensa. Todas estas cosas, junto con la preparación y el entrenamiento para la autodefensa física, pueden comenzar a garantizar la posibilidad de construir autodeterminaciónes y autonomías reales. Cuando las cosas se ponen feas, como se han hecho durante mucho tiempo, el derecho de las comunidades a organizar sus propias estrategias de defensa personal debe de ser respetado y apoyado.
Una de las mayores barreras a la autodefensa comunitaria ha sido un cambio muy fuerte hacia el pacifismo y la no violencia como principal medio de expresión política en Europa y Estados Unidos. Todos debemos estar abiertos a la diversidad de tácticas, y no podemos esperar que todos actúen de la misma manera que los demás. No todas tienen las mismas posibilidades de correr los mismos riesgos enfrentados por las demás. La acción directa no violenta es una forma válida de resistencia política. Sin embargo, el dilema surge cuando los defensores de la no violencia y el pacifismo critican, prohíben y criminalizan como violenta la autodefensa comunitaria. Debemos de entender que la no violencia proviene de una posición de privilegio en la que sus practicantes tienen una opción en el asunto, mientras que tantas otras personas en el planeta viven en situaciones sin opción, en las que la no violencia significa la muerte. Los pacifistas que ponen su vida y su libertad en la línea tienen todo mi respeto, pero tenemos que reconocer la diferencia entre pacifismo y pasividad. Debemos empezar a entender que la autodefensa no es violenta. La autodefensa es un elemento válido y clave de la autodeterminación. Es una herramienta para la supervivencia, no para la violencia.
Con este fin, la importancia geopolítica de México frente al imperialismo estadounidense se destaca como fuente de inspiración para la resistencia en Estados Unidos. La proximidad geográfica, política, social, cultural, económica y militar de México con Estados Unidos da a los y las mexicanas una profunda conciencia de todos los aspectos de la economía global. Sin embargo, esto no quiere decir que México sea meramente un producto de, o una reacción a la política exterior de Estados Unidos en América Latina. México es su propio yo despierto y rebelde a pesar de los EE.UU., sus políticas, o su política. México es en realidad una gran amenaza, no sólo para los EE.UU. sino para la economía político-militar de la supremacía blanca. Esto es particularmente cierto en las comunidades indígenas, que no sólo han resistido y luchado contra el colonialismo y el imperialismo global, sino que también han mantenido estructuras milenarias para la autodeterminación, la autodefensa, la autonomía y el autogobierno, y están desafiando antiguas prácticas patriarcales.
En un giro del destino, parece que las y los estadounidenses que desean construir desde abajo la organización comunitaria para la autodeterminación, la autodefensa y la autonomía, tienen una maestra muy poderosa en el pueblo mexicano, desde los Consejos de Buen Gobierno civiles creados por El Ejército Zapatista de Liberación Nacional en Chiapas, hasta la comunidad de 25.000 personas de Cherán, Michoacán, que se levantó en armas con éxito contra el narco-gobierno que había tomado control sobre sus vidas, pasando por cualquier familia, colonia o comunidad oaxaqueña que ha tenido que imaginar cómo sobrevivir frente a este sistema global de supremacía blanca, hasta los cientos de miles de mexicanos y mexicanas que se niegan a aceptar la desaparición de los 43 estudiantes de educación rural de Guerrero y de las miles y miles de otras personas desaparecidas, hasta las mujeres que combaten un creciente número de feminicidios en el país. Si prestan atención, hay una larga lista de lecciones que siempre nos dan la historia mexicana y el México actual.
Somos absolutamente capaces de gobernarnos, de defendernos, de cuidarnos a nosotras mismas.
El tener suficientes personas dispuestas a arriesgar sus vidas y libertad para la liberación de la comunidad es la forma más impactante del poder político frente a la tiranía.
La autodeterminación, la autodefensa y la autonomía son derechos naturales que deben ejercerse para ser libres.
La independencia individual no es libertad.
La libertad es liberación colectiva.
Nadie puede ser libre si una sola persona no es libre.
Mi libertad depende de tu libertad.
Tu libertad depende de mi libertad.
Si no estamos intentando liberarnos todas y todos, de ninguna manera buscamos la libertad.
Pase lo que pase con Trump, espero que tomen tiempo para hablar con sus vecinos, sus comunidades, sus amigos y sus familias sobre el cómo empezar a cuidarnos mejor entre nosotras y nosotros. Cada lugar y situación es diferente, y las diferentes circunstancias requieren diferentes estrategias. Lo que funcionará en un lugar probablemente no funcionará en otro, pero si no empiezan a hablar entre sí sobre cómo puede construir desde abajo la autodeterminación comunitaria, la autodefensa y la autonomía, nada va a cambiar. Lo que más espero de todo esto es que este espantoso cambio hacia la legitimidad de la supremacía blanca y masculina en la esfera pública les encabrone lo suficiente para que hagan algo al respecto.