Las Zonas Mas Devastadas
Dos fuertes terremotos acaban de golpear a México: un primero de 8.2 grados el 7 de septiembre en los estados de Chiapas y Oaxaca, y el segundo de 7.1 en Puebla, Morelos y la Ciudad de México. El 7 de septiembre, dos de las zonas más afectadas fueron el Itsmo de Tehuantepec y la sierra vecina, en el estado de Oaxaca, al sur del país.
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Con alrededor de cien muertxs y más heridxs, la población de la zona está en duelo. Además, en varios municipios, el 80% de las casas fueron destruidas. Hospitales, edificios públicos, carreteras también fueron derrumbadas, así como la mayor parte del sistema eléctrico y de los pozos, los cuales eran la principal fuente de agua potable de las y los pobladores. Decenas de miles de personas se encuentran en las calles después de haberlo perdido todo, en medio de la temporada de lluvias.
Desde la fecha, la tierra no ha dejado de temblar, no tan fuerte pero bastante para mantener un clima de miedo entre lxs habitantes, bastante para que casas y puentes siguieran derrumbándose. El 23 de septiembre, una fuerte réplica le quitó la vida a otras dos personas e hirió a otras más.
Sin embargo, la magnitud del desastre nunca salió realmente en los medios de comunicación, la ayuda oficial en muchas ciudades y pueblos todavía se está haciendo esperar, y cuando por fin llega, es bajo el control del ejercito y/o de partidos políticos corruptos que intercambian sus “donaciones” contra votos y el apoyo a sus proyectos capitalistas que destruyen a las comunidades. Esta situación es el resultado de un manejo racista de la catástrofe que invisibiliza y ataca a pueblos ya empobrecidos y marginados por un sistema directamente heredado de la colonización, ya que los territorios más afectados son mayoritariamente habitados por pueblos originarios, en específico Ikoots, Zapotecas y Ayuuk (Mixe).
Así se ve la solidaridad autónoma
Ante el desastre, la opción ha sido la solidaridad: decenas de centros de acopio autónomos han sido levantados en varias ciudades para juntar alimentos, agua potable, productos de higiene, herramientas, lonas, tiendas de campaña, medicamentos… Luego, voluntarixs se organizan en brigadas de apoyo para llevar las donaciones a los barrios y las comunidades afectadas, las cuales organizan a su vez la distribución de víveres pero también albergues y comedores comunitarios.
En los barrios y pueblos indígenas de Oaxaca, la solidaridad y la organización comunitaria no sólo son una necesidad, también son prácticas colectivas ancestrales que representan una fuerza política marcada por más de cinco siglos de resistencia al (neo)colonialismo. Es con esos procesos organizativos autónomos que nos estamos solidarizando al organizar esa colecta, en apoyo a las ciudades y pueblos que luchan para levantarse con dignidad a pesar del desastre.
El dinero recolectado será entregado equitativamente a 2 brigadas autónomas. Una de las brigadas es confirmada por distintos colectivos y organizaciones, los cuales trabajan directamente con las comunidades afectadas, llevando apoyos y acompañando a la comunidad con medicina tradicional. La otra brigada esta compuesta de 2 doctores y otros voluntarios que llevan asistencia medica y han levantado dos cocinas comunitarias que alimentan aproximadamente a 13-15 familias..
Como lo dice una de las compañeras brigadistas, se trata de crear una solidaridad con « un caminar muy otro, desde la autonomía, la auto-determinación y la dignidad humana de con quien caminemos. Aplicamos la escucha de la gente para dignificarles desde lo humano, de esa gente que sabemos que siempre, al igual que cada uno de nosotros, hemos necesitado más de una despensa. Pero lo fundamental y lo profundo es reconstruir desde los escombros y la cultura, es actuar desde la colectividad para salvar los males, es no dejar que por muy solidarios nos arranquen nuestra cultura, nuestro territorio, ni nuestra alimentación, ni nuestras ropas, que hoy que se palpa que nuestros sueños de organizarnos de manera distinta para compartir la esencia y no hablo de la floral, nos permite construir una sociedad distinta en el aquí y el ahora quedémonos en el aquí y el ahora, aunque nuestras flores siguen siendo necesarias para curarnos del susto y miedo. »
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En Oaxaca, la catástrofe es más que sólo natural (Más información sobre las regiones afectadas):
Hoy, la organización colectiva es indispensable ante el abandono del gobierno pero también frente al contexto específico del estado de Oaxaca. Si bien es cierto que sus pueblos han sido abandonados por las instancias oficiales, sus territorios están en una situación muy diferente : desde hace décadas, una multitud de empresas transnacionales (principalmente europeas y norteamericanas) han llegado a la zona con la idea de desarrollar grandes proyectos enfocados hacia la producción de electricidad con enormes parques eólicos y presas hidroeléctricas, así como proyectos de extracción de minerales.
Además, la región está a punto de transformarse en una Zona Económica Especial, es decir una zona que ofrece condiciones fiscales muy ventajosas para las transnacionales que quieran instalarse en la región y saquear sus recursos naturales explotando a la población local como mano de obra barata.
De hecho, la poquita ayuda que ha llegado al Itsmo después del terremoto llegó a través de esas mismas empresas transnacionales o del principal partido en el poder, el PRI, el cual es conocido por ser uno de los principales apoyadores de las empresas.
Afortunadamente, las y los habitantes bien saben lo que está pasando. En un comunicado, estudiantes de la prepa comunitaria José Martí de San Francisco Ixhuatán escriben : “Es nuestra intención no seguir promoviendo la dependencia y mendicidad, sino que las familias se sientan con el valor, el poder y el coraje de renacer. Remarcamos que los capitalistas representados por los gobiernos federal y estatal utilizan a las autoridades municipales en estos acontecimientos para implementar sus planes y proyectos usando la incertidumbre de la población, por lo que hacemos la advertencia reiterada a no depender de los apoyos externos para no dejar entrar a ninguna transnacional que formará parte de las Zonas Económicas Especiales. Urge que las comunidades se reúnan y se organicen para que internamente hagan frente a la adversidad, sería lamentable que las comunidades pierdan fuerza organizativa y con ello el cuidado y la defensa del territorio”.
La resistencia siendo un freno al “desarrollo” neoliberal y neocolonial de la región, el gobierno tomó otra medida: la militarización de la zona. Bajo el Plan DNIII que planea la intervención del ejército en casos de desastre, han ingresado alrededor de 2 000 de militares al Istmo después de la catástrofe.
As? como le escribe nuestra hermana y compañera Griselda, “Es así que con la militarización del Istmo de Tehuantepec disfrazado de ayuda humanitaria, en los hechos lo que buscan es el control del territorio y el control de la población, ya que ahí es donde se de debaten grandes intereses monetarios desde que la Reforma Energética modificó artículos claves de la Constitución para que empresas extranjeras generen electricidad, en detrimento de la soberanía energética. Con la militarización del Istmo de Tehuantepec disfrazado de ayuda humanitaria lo que buscan es eliminar la capacidad de agencia para tomar decisiones y organizarse de manera autogestionada y autónoma, en colectividad como lo están haciendo la gente. No, eso no les gusta al Estado, y nos dicen: ustedes no salgan de su casa, vean la televisión que nosotros le mantendremos informados, no se preocupe, todo lo que ustedes recolecten lo entregará el ejército, no, no se organice, no se organice.”
El desastre no empezó ni termina con el terremoto : ocurre en un contexto ya extremadamente tenso y violento, en el que grandes grupos transnacionales amenazan con invadir la región para saquearla de sus recursos naturales, a costa de las vidas de los pueblos que la habitan. Al ver ese contexto, sabemos que la solidaridad es aún más urgente.
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