En memoria de Carolina Saldaña

Por Scott Campbell

El 1 de agosto, estaba buscando recursos para compartir sobre Agosto Negro y, naturalmente, pensé en Carolina. Después de todo, ella había escrito un libro sobre el tema en español. Durante muchos años, había organizado eventos en México para conmemorar Agosto Negro, con el objetivo de dar a conocer el legado y la lucha continua del movimiento de liberación negra y sus presxs políticxs y de guerra. Aunque ese día no utilicé ninguno de sus trabajos en lo que compartí, recordarla me trajo una oleada de recuerdos entrañables. Me propuse mentalmente ponerme en contacto con ella, ya que llevábamos un par de años sin hablar. Lamentablemente, unas horas más tarde, mis compas de México me informaron de que había fallecido esa mañana.

Los adjetivos más comunes que se han utilizado para recordar a Carolina Saldaña son “implacable”, “incansable” e “incesante”. Todos ellos son precisos y ciertos. Carolina era verdaderamente una fuerza, guiada por un compromiso y una pasión por la solidaridad y la libertad que impulsaron su trabajo a lo largo de los años en los que tuve el honor de conocerla. Nos conocimos en 2008, cuando empecé a trabajar con la ya cerrada página web El Enemigo Común. Carolina ya estaba involucrada, como era de esperar, ya que parecía participar activamente en la mayoría de los proyectos de medios libres de México. Nuestra comunicación comenzó por correo electrónico hasta que tuvimos la oportunidad de conocernos en persona un par de años más tarde, durante uno de mis viajes a México.

Caro Mural Palestina

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Recuerdo la primera vez que la conocí, mi yo discriminatorio por la edad se sorprendió de lo mayor que era. En mi cabeza, lxs radicales eran gente joven, pero aquí había alguien que podría haber sido mi abuela (según mis cálculos). Puede que ella ni siquiera lo supiera, pero su mera presencia desafió mis prejuicios y me ayudó a crecer. No recuerdo de qué hablamos, pero recuerdo su energía. Tenía un análisis político agudo y claro, pero también una sonrisa compasiva que se extendía a sus ojos cuando los temas se desviaban hacia lo personal.

Otra vez que nos reunimos, me llevó al Okupa Che y me presentó a la gente de allí. Lo que a primera vista podría parecer discordante —una anciana pasando el rato con jóvenes anarcopunks— estaba lejos de serlo. De hecho, eso era lo que hacía Carolina. Construía conexiones, redes, comunidad. En todo caso, era una traductora de la lucha, ese nodo crucial y desconocido de comunicación e información que convierte lo que parecen ser luchas dispares en luchas que se refuerzan mutuamente, al hacerlas legibles entre sí. Como tal, tradujo la lucha por la libertad de Mumia Abu-Jamal o lxs MOVE 9 a un lenguaje que llevó a cientos de personas a las calles de Ciudad de México para protestar ante la embajada de Estados Unidos. A su vez, los movimientos sociales en México ganaron atención internacional entre quienes se dedicaban a la libertad de lxs presxs del movimiento de liberación negra, en gran parte gracias a su trabajo, como lo ejemplifica Mumia al hablar de Ayotzinapa en su despedida a Carolina.

Agosto Negro Evento

El aspecto más notable de todos los esfuerzos de Carolina era su desinterés. Escribía y traducía sin descanso. Organizaba sin cesar. Era un pilar fundamental de movimientos que abarcaban desde la lucha por la libertad de lxs presxs políticxs hasta Atenco, Ayotzinapa, Ostula y Oaxaca. Sin embargo, nunca lo hacía con el fin de llamar la atención sobre sí misma. Una vez más, más como traductora que como autora, siempre puso la causa en primer plano. Era muy reservada sobre su vida, pero sociable y abierta con su tiempo. Lo que más me duele de la pérdida de Carolina es la pérdida de todo su ser, no solo de la militante política. Con ella compartí mucho dolor, confusión, dificultades y alegrías. Siempre me escuchó con atención, me trató con compasión y me dio sabios consejos. Nunca fue condescendiente, paternalista ni estaba demasiado ocupada para unx amigx que necesitaba apoyo. Cuando pienso en ella, lo primero que me viene a la mente son aquellas conversaciones en las que me sentí visto, escuchado y cuidado. Echaré de menos eso. Echaré de menos a mi amiga, que también era una compa. No siempre estábamos de acuerdo en todo. Ni siquiera sabría cómo etiquetar su ideología política. Pero la base era el respeto, el amor y la solidaridad.

No estoy solo en extrañar a Carolina, como espero que lo demuestren las imágenes que acompañan este artículo. Hay mucho más que decir sobre ella, pero no me corresponde a mí contarlo. Este lugar está más vacío sin su presencia y su energía. Que tengas un buen viaje, amiga mía. Te extrañamos y te queremos. Gracias por tu ejemplo. Gracias por todo lo que nos diste.

Ke Huelga Progrma

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