La nueva marcha demuestra que el movimiento está vivo; el gobierno estatal bloquea el acceso a espacios públicos con alambradas y perros
Por Nancy Davies
Comentario desde Oaxaca
7 de febrero 2007
Ulises Ruiz Ortiz (URO) tiene una ley para la gente y otra para su gobierno en Oaxaca. Los que apoyan a la APPO han sido enviados a la cárcel acusados de “impedir el tránsito público”, o de bloquear el acceso en caminos públicos, o el acceso a edificios públicos. URO ha mantenido al Zócalo de Oaxaca y a la plaza que está frente a la iglesia de Santo Domingo como áreas en donde se prohíbe el paso, para evitar el regreso de los campamentos de la APPO. El 3 de febrero, el gobernador se superó a sí mismo erigiendo unas barreras con alambradas, trayendo perros de ataque, policías con alambre de púas enredado en sus palos, y la presencia de 4,000 policías antimotines (según lo reportado por Las Noticias), muchos de ellos montados a caballo.
La emoción corría por el piso como si fuera electricidad, anticipando la novena megamarcha programada para el sábado 3 de febrero, la cual buscaba demostrar que la APPO está viva y exigir la salida de URO, así como la liberación de presos políticos. Entre los prisioneros se encuentra Flavio Sosa, un activista de alto nivel de la APPO.
Una amiga me visitó el jueves para informarme de dos cuestiones importantes: una, que Molly Ivins había muerto, y la otra, que los maestros habían prometido asistir a la marcha. Estaba ansiosa por decirme que los maestros, en medio de su intento por reconstruir su dañado sindicato, se habían reunido y habían decidido mantener su apoyo a la APPO. Irían a la marcha a pesar de la confusión generada por Enrique Rueda Pacheco, quien declaró hace dos meses que los maestros se estaban separando de la APPO.
Mi amiga también me dijo que los volantes que promovían la marcha se estaban colocando en los parabrisas de los coches estacionados en las calles. Ella se apropió de uno, justificando su acción diciéndome: “¡bueno, de cualquier forma, nadie que tenga coche va a ir a la marcha!”. Pero, ¿de qué otra manera se va a enterar la gente? En gran parte, de boca en boca. La gente de Oaxaca hace milagros para auto-organizarse y para difundir la información utilizando los medios de comunicación no formales.
Las Noticas publicó un artículo el viernes en donde citaba a un portavoz de la APPO que denunciaba los esfuerzos predecibles del gobierno para infiltrar la marcha con gente que busca problemas. Observando la procesión desde la orilla, escuché a un grupo de hombres jóvenes que gritaba: “¡Al Zócalo! ¡Al Zócalo!” –pero nadie los siguió. Por parte del gobierno, Ulises Ruiz tranquilizó a los ciudadanos diciéndoles que la marcha podría proceder sin la intervención gubernamental, pero con la advertencia de que los manifestantes no debían de causar problemas. Para “reducir” la posibilidad de que hubiera problemas, la policía antimotines fue desplegada y se colocaron barricadas en todas las entradas al Zócalo. El área de Santo Domingo estaba custodiada por tropas con perros de ataque, quienes pasaron el día durmiendo en el sol.
Durante el día anterior, hablé con Fernando, un panadero que apoya a la APPO. Le pregunté qué creía que iba a pasar el día de la marcha, y que si iba a ir mucha gente. El respondió: “Los maestros van a desfilar. Más vale que vaya mucha gente, o nunca vamos a salir de este hoyo”.
Antes, la mayor ansiedad del público había sido la incertidumbre en torno a la participación de la sección 22 del SNTE. Su asamblea estatal, largamente pospuesta, finalmente tuvo lugar fuera de la ciudad de Oaxaca, en el pueblo de Huajuapan de León, sin la participación de Enrique Rueda Pacheco, quien ha sido etiquetado como traidor. (Rueda no fue a la marcha “por razones de seguridad”). El 2 de febrero, la sección 22 del SNTE publicó un volante, con la misma declaración que un anuncio en Las Noticias, dirigido al público general. En resumen, declara lo siguiente:
1. Los trabajadores de la educación no han renunciado, ni renunciarán, a la lucha para sacar a Ulises Ruiz. “No olvidamos ni perdonamos los asesinatos, la tortura, la persecución, las desapariciones y los arrestos arbitrarios cometidos en contra de la gente de Oaxaca, y en particular, en contra de los maestros democráticos, en complicidad con el Gobierno Federal.
2. Los trabajadores de la educación están con la APPO hasta el final: “Ayudamos a construirla y vamos a seguir participando. Es la iniciativa de organización más importante para la lucha de Oaxaca en contra del gobierno dictatorial”.
3. Los trabajadores de la educación condenan a Elba Ester Gordillo y a Felipe Calderón, y el uso del dinero de la educación para el auto-enriquecimiento. “No aceptamos la formación de una nueva sección de maestros en el sindicato, diseñada para crear fracturas en el mismo”.
4. Los trabajadores de la educación están en contra de las políticas neoliberales, de las privatizaciones, de los ajustes salariales, de la reducción del gasto social, y de la concentración de la riqueza en unas pocas manos. “Defendemos la economía popular y el bienestar económico de todos los mexicanos”.
5. Estamos cumpliendo con los acuerdos que firmamos con el gobierno, pero ellos no.
“Ante esta situación, nosotros los trabajadores de la educación no podemos cruzarnos de brazos. Los maestros democráticos están en la lucha; no nos hemos rendido y no nos rendiremos, y basándonos en una política madura, seguiremos unidos y organizados hasta que alcancemos nuestros objetivos y aquellos de la gente de Oaxaca”.
Estuve parada en la esquina de la calle para ver cuánto tiempo tardaba en pasar la marcha de los maestros, trabajadores, estudiantes, izquierdistas, comunistas y grupos indígenas; tardó unos 25 minutos. La marcha no fue una “megamarcha” según los estándares establecidos antes de los ataques gubernamentales del 25 de noviembre, pero si fue una cantidad respetable (supongo que alrededor de 30,000) y fue una marcha muy animada. La emoción era palpable, y había nuevos graffitis floreciendo como dientes de león en el jardín y en las paredes recién pintadas, nombrando a URO como asesino. La mayoría de las pancartas exigían “libertad para los presos políticos”, incluyendo un gran retrato de Flavio Sosa. También se podía ver un dibujo de la cabeza de URO, con sangre goteando de su cuello cortado, pero la mayoría de las pancartas exigían su renuncia utilizando eslóganes más tradicionales –“¡Ya cayó!” y el tan popular “¡Fuera!”.
La escena era lo suficientemente animada para asegurarme que la APPO no había desaparecido. Es aparente que el gobernador no ha sabido juzgar la tenacidad de la gente, y que aún mantiene una mano dura en la represión.
Debido a que el gobernador no está haciendo ninguna concesión política, la legislatura y los líderes del PRI proclaman que van a ganar las elecciones estatales en agosto. La APPO ha declarado que está dispuesta y lista para trabajar en contra de la reelección de los legisladores estatales del PRI, así como de los alcaldes de ese partido (cuya elección es en octubre). Según el portavoz de la APPO, Florentino López, la APPO se reserva el derecho de respaldar a los candidatos en la campaña anti-PR sin convertirse en un partido político.
Se ha sugerido que, después de las elecciones, la APPO se evaporará o será cooptada por los nuevos legisladores. Personalmente, no creo que esto suceda. Aún queda mucho por verse en torno a cómo se va a organizar y a fortalecer la APPO y los maestros en los seis meses siguientes.
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la fuente: http://www.narconews.com/Issue44/articulo2526.html