Por Simón Sedillo y Niñx Salvaje
Fotos por Radio Jenpoj y Estereo Comunal Yeelatoo
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3 de julio 2016
En Oaxaca, 12 personas han sido asesinadas por la policía entre el 19 y 26 de junio de 2016, mientras participaban en la actual rebelión que está viviendo el estado[1]. Uno de los asesinados era maestro, todos los demás eran parte del pueblo. A pesar de la violenta represión, una multitud de bloqueos siguen vigentes en todo el estado, ya sea de forma puntual o permanente. Además, miles de hombres y mujeres, niñas, niños, jóvenes, ancianos y comunidades enteras se han manifestado en apoyo al magisterio, en repudio hacia la represión y en contra de las reformas estructurales y de las políticas neoliberales que amenazan a las comunidades. En este contexto, una cosa queda clara: la lucha en Oaxaca no sólo es una lucha de maestros y maestras sino la de los pueblos que por su parte luchan también por la vida, el territorio y la autonomía. En Oaxaca, la resistencia de los pueblos no empieza ni se acaba con la del magisterio: comenzó siglos atrás y su camino todavía es largo.
[1] A partir del 11 de junio, varios bloqueos empezaron a aparecer en distintos puntos del estado de Oaxaca. En varias ocasiones, operativos de la policía federal, estatal, gendarmería y/o el ejército intentaron desalojarlos –principalmente en el Istmo de Tehuantepec– , utilizando gases lacrimógenos, balas de goma y helicópteros. El domingo 19 de junio de 2016, un violento operativo encabezado por elementos de la policía federal, estatal y la gendarmería reprimió al bloqueo ubicado en la ciudad de Nochixtlán con el uso de helicópteros, gases lacrimógenos, balas de gomas y armas de fuego de alto poder. Después de dicho ataque, en Hacienda Blanca en la entrada a la ciudad de Oaxaca, helicópteros lanzaron granadas de gas lacrimógeno y sobrevolaron durante varias horas. Vía terrestre, elementos de la policía federal y estatal también llegaron a reprimir, disparando con armas de fuego. En el transcurso del día, 11 personas fueron asesinadas por las fuerzas del estado. Una semana después, el día 26, el compañero Salvador Olmo García «El Abogado», anarcopunk y locutor en la radio comunitaria Tuun Ñuu Savi (la cual ha sido de gran importancia para informar al pueblo durante la masacre de Nochixtlán el pasado 19 de junio), fue asesinado por la policía municipal de Huajuapan de León.
La primera razón que lleva a la gente a expresar su descontento es la violencia descarada que utilizó el gobierno para reprimir al pueblo. Una compañera integrante del colectivo Voces Oaxaqueñas Construyendo Autonomía y Libertad (VOCAL) nos comparte su preocupación:
Hace 10 años fue durísimo y hoy la represión es más dura. En 2006, los compañeros que habían muerto, que había asesinado el gobierno eran contados parcialmente, no de un sopetón. Aquí vimos que ellos entraron a quema ropa, a matar, a matar a nuestros compañeros. Es muy fuerte la lectura, de saber que están matando el derecho a la vida, el derecho a la manifestación, el derecho a la organización y que frente a eso no queda de otra que organizarse.
Frente a eso, la exigencia del pueblo es clara: el retiro inmediato de las fuerzas represivas del estado. Así, en un pronunciamiento, la comunidad de Guelatao declara:
Exigimos el retiro de la policía federal y la gendarmería para garantizar la seguridad y la paz de nuestros pueblos. En Oaxaca no los necesitamos, los repudiamos.
La segunda razón del descontento es sin duda la imposición por parte del gobierno federal de la «Reforma educativa» tanto como todas las reformas estructurales que pretenden privatizar no sólo la educación sino varios otros sectores tales como el campo, la salud y las energías.
«Lo único que está causando la mal llamada reforma educativa es la muerte y el desprecio profundo a las comunidades y pueblos originarios, a las comunidades campesinas y urbanas, así como a todos los sectores sociales marginados», denuncian las comunidades del pueblo Ayuujk.
«Nos toca a todos como ciudadanos y gente del pueblo contribuir a esa lucha que no es del magisterio, que es del pueblo de México. (…) los pueblos en Oaxaca se siguen organizando porque se sabe que esto es un proyecto de muerte y exterminio que viene del capitalismo mismo, y que son 12 paquetes de reformas distintas. Al gobierno ya no le importa la gente, sólo le importa saquear y privatizar todo», nos comparte la compañera de VOCAL.
Las comunidades del pueblo Ayuujk aclaran: «Como comunidades indígenas deseamos vivir la educación, la justicia, la paz, la salud, la alimentación como ejercicio inalienable de los derechos fundamentales y no como productos que se compran y se venden».
Además, en muchas partes del territorio oaxaqueño, la resistencia no se limita al repudio a esas reformas sino que se organiza directamente en contra de los megaproyectos que se intentan imponer en la zona. Continua la compañera de VOCAL:
La lucha de los pueblos se da día con día en contra de esos megaproyectos que están intentando saquear la vida. Y yo creo que cuando empezaron a reprimir en el Istmo es porque estaban sondeando las aguas. Sabían que el Istmo no sólo era la reforma educativa, era en contra de un proyecto transnacional, de los eólicos. Si lograban amedrentar a los compañeros, era socavar una lucha que tiene años. Por otro lado cuando vemos Nochixtlan, es la privatización minera. Lo que está concesionado ahí es la tierra. Y entonces cuando la gente se organiza, sí se organiza por la reforma, pero porque también saben que si hoy no somos solidarios con otras luchas que se presentan en nuestro territorio pues nos van a acabar.
Los políticos, junto con los periódicos comerciales y sus seguidores pueden dar sus declaraciones condescendientes, deplorando el hecho de que «la gente se deja manipular por el magisterio que se aprovecha de la ignorancia». El pueblo por su lado bien sabe que tiene razones que sobran para estar luchando. Nos comparte la compañera de VOCAL:
Los pueblos saben bien qué es lo que quieren, no necesitamos ni de teorías ni de expertos que nos vengan a contar como tiene que ser. [Tenemos que] ver que las demandas no sólo son en contra de estas reformas que privatizan las cosas sino que también son por la defensa de la vida y el territorio, y en el territorio dejarnos ser como somos. A lo mejor somos necios e intransigentes pero seguimos siendo el corazón de México.
De hecho, en su pronunciamiento, las comunidades de la Sierra Juárez hicieron un llamado al magisterio oaxaqueño, invitándole a tomar sus responsabilidades en el ámbito educativo. En particular, insistieron en la necesidad de construir alternativas educativas que respeten y fortalezcan a las identidades de los pueblos de Oaxaca en vez de imponer contenidos que niegan y desprecian a sus culturas ancestrales.
También hacemos un llamado al magisterio oaxaqueño a resistir con propuestas responsables, a construir alternativas educativas y de resistencia desde las aulas. No hay que olvidar que en el pasado reciente el magisterio ha sido utilizado para fabricar una sola cultura nacional a la cual los indios deberíamos estar integrados, lo que ha dado como resultado que a 60 años de haber iniciado esa política pública, la mitad de la población que se considera indígena y que representa el 66% de la población total de Oaxaca no hable sus lenguas originales y tampoco se incluyan en los libros de texto los saberes construidos por nuestras culturas milenarias. No permitamos más que la supuesta modernidad nos desfigure, en ese sentido, el magisterio tiene la gran tarea de rescatar y fortalecer nuestras identidades.
La compañera de VOCAL enfatiza:
Los pueblos de Oaxaca han superado la organización no sólo del magisterio sino también de la ciudad, de las organizaciones que se dicen de masas, de los partidos políticos que hoy se quieren abanderar esta lucha pero votaron en su curul muy cómodamente a favor de la reforma educativa.
El sábado 25 de junio se juntaron las autoridades municipales y agrarias de múltiples comunidades en su primera «Asamblea General de Autoridades de los pueblos de Oaxaca», con el propósito de «discutir y acordar los siguientes pasos a dar para lograr el alto a la represión y la solución al grave conflicto que vive el estado de Oaxaca y el país por la imposición de la reforma educativa y las reformas estructurales que afectan la educación, la salud, el territorio, la biodiversidad, el derecho al agua, a mantener nuestros sistemas normativos internos y nuestra cultura e identidad, a la vida y a la dignidad».
El sábado 2 de julio, se volvió a reunir la asamblea en Asunción Nochixtlan. En su pronunciamiento, declararon –entre muchas otras cosas: «hoy consideramos necesario avanzar en la construcción de una agenda común que nos unifique a los pueblos con los maestros, no sólo para solidarizarnos con ellos sino para que las necesidades y las demandas de los pueblos se incorporen y sea una lucha de apoyo recíproco, pues los pueblos hemos puesto presos, torturados y muertos en las luchas magisteriales y populares; pero donde también exijamos a los compañeros maestros que avancen en el saneamiento de sus filas y se reconstruyan como movimiento para fortalecer al movimiento popular».
Eso da otra connotación a la lucha porque nos muestra que la gente en comunidad se está organizando, sí poniendo la cara de que son autoridades municipales, pero con mucha más voz que cualquiera aquí en la ciudad que diga que representa una organización de masas, que diga que representa un pequeño colectivo, porque tienen una autoridad moral que no se la dio las urnas se la dio el poder de una asamblea en comunidad para que sea la autoridad moral. Desde luego yo pienso que la participación de todos no vale lo mismo porque ellos representan pueblos, representan la sabiduría y el respeto de muchos años de construir un camino distinto, –opina la compañera de VOCAL.
Por su lado, en un pronunciamiento, las comunidades del pueblo Ayuujk plantean una demanda especifica que enarbola luchas históricas de varios pueblos indígenas del resto del país:
Exigimos se reconozca en ley constitucional los Acuerdos de San Andrés Larráinzar, firmados por el gobierno federal y el EZLN el 16 de febrero de 1996 como una forma concreta del ejercicio de la democracia y del respeto a la diversidad de México, sustentada en las comunidades y pueblos originarios.
Los Acuerdos de San Andrés Larráinzar[2] exigen no sólo el reconocimiento jurídico de los pueblos originarios del país sino también la garantía de las condiciones materiales que permitan su reproducción. El instrumento para asegurar tales condiciones es la autonomía, entendida como el derecho al autogobierno y a un territorio propio, lo cual incluye no sólo la tierra sino la cultura, las tradiciones, los conocimientos ancestrales, las formas de pensar y relacionarse como comunidad y con la naturaleza, entre muchas cosas.
La compañera de VOCAL concluye:
El camino es ese, la ruta está trazada pero también creo que Oaxaca es muy diverso. Cuenta con más de 580 municipios y entonces las autonomías no serían iguales. Pero a mi me queda clara una cosa: los pueblos en sus comunidades deciden. Hacen falta muchas más tomas de decisiones como quitar la imposición de los partidos políticos quitar toda una estructura que ya es de panfleto con los diputados, los senadores, el mismo de gobernador. (…) Creo que hace falta un paso trascendental pero eso no se va a dar si no nos organizamos juntos. Hay mucha esperanza y yo creo que la única ruta por permanecer con vida es la construcción de la autonomía para los pueblos en Oaxaca.
Sin duda, la lucha del magisterio sigue siendo una lucha importante en el estado de Oaxaca y en el país. Sin embargo, también es necesario no olvidar que la resistencia no se limita a las y los compañerxs maestrxs, sino que miles de hombres y mujeres, desde una multitud de pueblos y comunidades también están luchando en su día a día para construir un camino distinto, justo y digno. El gobierno puede mentir y amenazar con reprimir, pretender arrebatar con esa rebeldía es otra tarea.
[2] Ver “San Andrés y el diálogo pendiente: Especial sobre los Acuerdos de San Andrés” en Radio Zapatista.
A continuación pueden consultar todos los pronunciamientos completos: